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Gonzalo Castro sigue cogiendo peso en el vestuario del Mallorca. El centrocampista uruguayo, que con su zurda puso fin a diecisiete temporadas de maleficio en el Reyno de Navarra, ha empezado a asumir responsabilidades en el conjunto bermellón y disfruta, por primera vez desde que recaló en el club, de un puesto fijo en las alineaciones. «Este es mi mejor año aquí. Ahora tengo esta oportunidad e intento agarrarme a ella», afirma ilusionado el futbolista charrúa.
El Chori volvió a archivar otra jornada como protagonista. Y aunque hasta hace nada sus intervenciones eran más bien escasas, ya acumula unas cuantas resacas de portada. Tras una primera campaña discreta por culpa de las lesiones (participó en nueve encuentros y sólo en uno fue titular) empezó a reivindicarse a mediados del curso anterior gracias a sus explosivas salidas desde el banquillo. Las gradas de Son Moix aún recuerdan aquella remontada que promovió ante el Betis, sus goles al Atlético, el Almería y al Recre o aquel gran tanto que puso al Barça contra las cuerdas en las semifinales de la Copa del Rey. Sin embargo, a esas alturas de la película Manzano contaba con un bloque muy compacto y era difícil abrirse camino. «El año pasado, cuando el equipo empezó a ganar se respetó un poco el once inicial y por mucho que me tocara entrar se respetaba un equipo», explica. En cualquier caso, el verano reforzó sus argumentos y aunque a comienzos del ejercicio parecía que Tuni iba a hacerse con el carril izquierdo del centro del campo, Castro ha vuelto a alzar la voz. Fue decisivo en el triunfo sobre el Almería (dos goles y una asistencia), provocó el penalti que allanó el camino del empate en Mestalla y el domingo le estampó su firma a una de las dianas más bellas del fin de semana. «Recuerdo el pase de Webó que me pone en carrera», explicaba ayer para describir su golazo. «Llego antes al balón, recorto a ese medio, trato de mirar la pelota cuando golpeo y cuando levanto la cabeza está entrando. No vi la trayectoria pero sé que ha sido un gol bonito para no olvidar y son tres puntos muy importantes para el Mallorca en un campo muy difícil contra un equipo que da mucha guerra».
El Chori, como el resto de la plantilla, insiste en que el objetivo central del curso sigue siendo la permanencia, pero admite que las competiciones europeas son un caramelo difícil de rechazar: «El objetivo es pasar la salvación, pero uno se ve arriba en la tabla y sueña con estar en Europa».