El mallorquín Daniel González Benítez celebra uno de los goles que ha conseguido esta temporada con el Granada.

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El Mallorca ha puesto en marcha la maquinaria con la que construirá su nuevo edificio. Limitado por las exigencias del guión y sin apenas espacio para maniobrar en el mercado, el club bermellón ya ha fijado la vista en algunos futbolistas cuyo perfil encaja perfectamente en la filosofía de su próximo proyecto. Uno de los que sobresale con más fuerza en esa lista de futuribles que maneja es el llosetí Dani Benítez, actualmente en las filas del Granada, al que ya ha empezado a tantear de cara a un posible regreso. La entidad isleña se ha interesado por la situación del extremo zurdo y aunque el hecho de que haya que pagar traspaso podría dificultar su fichaje, podrían darse una serie de fórmulas que allanarían su vuelta.

Dani González Benítez responde a las necesidades del Mallorca. Es joven (en abril cumplirá 24 años), ha madurado gracias a su paso por Segunda y Segunda B y su capacidad de mejora sigue siendo todavía muy notable, por lo que podría ocupar sin problemas el puesto del Chori Castro en el caso de que el uruguayo abandone la Isla a final de curso. Además, conoce como nadie el club y su estilo de vida, ya que se crió futbolísticamente en sus categorías inferiores (llegó a Son Bibiloni cuando era cadete procedente del Juventud Sallista de Inca) y estaría encantado de volver a Son Moix para cumplir el sueño de hacerse grande en el primer equipo, con el que nunca llegó a disfrutar de oportunidades.

Desequilibrante

Después de maravillar en la cantera bermellona, Dani siguió creciendo con sus cesiones al Pontevedra y el Elche, aunque el giro más radical de su carrera lo ejecutó en el verano de 2009, cuando se desligó del Mallorca para fichar con el Udinese (club vinculado al Granada), que abonó medio millón de euros para hacerse con sus servicios. Desde entonces el crecimiento de su fútbol no se ha frenado y en lo que va de curso se ha destapado como uno de los jugadores más desequilibrantes de Segunda, lo que ha propiciado que varios conjuntos de Primera, como Deportivo u Osasuna, extiendan sus redes para seguirle la pista.

El Mallorca, que ya ha tanteado al Granada y al entorno del propio futbolista, sabe que su fichaje le costaría entre un millón y un millón de medio de euros, aunque cabe la posibilidad de abaratar la operación mediante el intercambio de jugadores (los andaluces ya se interesaron en enero por Tomás Pina). En esa dirección, otro punto a favor de los baleares es la voluntad del extremo, que pretende triunfar en la máxima categoría del fútbol español y, a ser posible, con la camiseta del Mallorca.