El consejero delegado del Real Mallorca, Maheta Molango, este lunes a su salida del Estadio de Son Moix, después de que el consejo de administración del club mallorquín anunciase su destitución. | Cati Cladera/Efe

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La decisión que tomó la propiedad del Real Mallorca del despido de Maheta Molango como consejero delegado hay que enmarcarla en un escenario de crisis deportiva profunda. Ocupar plaza de descenso ha sido la consecuencia de una gestión que generó sus primeras sospechas en verano.

1. Un carrusel de fichajes sin ningún resultado ni sentido
El mercado veraniego causó un desasosiego absoluto entre la afición del Mallorca. Molango fichó a un puñado de jugadores desconocidos, sin recorrido en la Liga y cuyo perfil era todo lo contrario a lo que había solicitado el entrenador. Para luchar por la permanencia se hacía necesari apuntar en una dirección totalmente contraria.

2. El entrenador no confía en los refuerzos de verano
Con el paso de las jornadas Vicente Moreno dejaba claro con sus alineaciones que los refuerzos de verano no se adaptaban a las necesidades de la categoría. Solo Febas, Kubo y Lumor, llegados en verano se han consolidado en el once titular. Muchos de ellos tienen una presencia testimonial o su rendimiento no está siendo ni el esperado ni son decisivos.

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3. El mercado de invierno, otra decepción más
La llegada de la ventana de fichajes no ayudó a mejorar la imagen del consejero delegado ni tapoco del director deportivo. Llegó Pozo y Koutris y se marcharon Alex Alegría (que fichó por cinco temporadas y se fue cedido), Ariday y Baba Ramhan. Para añadir más leña al fuego, el sudafricano Zungu llegó a la Isla para fichar y se fue sin hacerlo.

4. Desconexión con la afición y la sociedad de la Isla
Colateralmente al a gestión deportiva, Molango no ha sabido en ningún momento encontrar el espacio del que casi siempre ha gozado el Mallorca en la sociedad civil de la Isla. Ni el ascenso de Segunda B a Segunda A ni tampoco llegar a Primera mejoraron esa conexión. La situación era ya insostenible. La inexistente relación con los copropietarios del Sitjar, tampoco ha ayudado, al mismo tiempo que se mantiene el mismo divorcio con las instituciones por la residencia de Son Bibiloni.

5. Maheta no era intocable como sí lo es Moreno
El club tenía la necesidad, en el escenario actual, de tomar decisiones traumáticas. El entrenador es intocable, al menos por ahora, y solo quedaba la opción de desprenderse de Molango para intentar rebajar la tensión de cara al partido del próximo sábado. Su gestión deportiva ha sido la que ha empujado al CEO de las oficinas de Son Moix.