Juan Camilo 'Cucho' Hernández, delantero colombiano del Mallorca (en el centro), celebra uno de los goles del partido contra el Celta en el Visit Mallorca Estadi. | Efe

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Enjaulado y con el oxígeno justo para mantenerse en pie, el Real Mallorca se presenta este jueves a otro encuentro que parece definitivo. Volverá a rebañar sus opciones el cuadro de Vicente Moreno en otro partido angustioso, casi claustrofóbico, en el que solo le vale ganar. Ni el empate ni los posibles deslices de aquellos a los que persigue suavizarían el paisaje que tiene ante sus ojos. Tampoco rebajaría una presión que, en el mejor de los casos, le acompañará en las tres jornadas posteriores. Por penúltima vez esta temporada, el conjunto balear regresa a Son Moix, el único caladero que ha encontrado después del confinamiento, para lanzarle un pulso a un Levante con los deberes hechos y meterle el miedo en el cuerpo al Eibar, el Alavés o el Celta. Vencer para sobrevivir (Visit Mallorca Estadi, Movistar LaLiga, 19.30 horas).

Es tiempo de calculadoras, de cuentas a la desesperada y análisis de probabilidades, aunque para el Mallorca se trate ya de un ejercicio sin demasiado sentido. Los números, ahora mismo su único sostén, son los que son y no ofrecen alternativa. Para evitar el descenso hay que ganarlo casi todo y esperar un guiño del destino en otros campos. El resto no sirve. Es perder el tiempo.

El Mallorca ha tenido espacio para recuperarse de los moratones que le dejó su paso por el Wanda y para asimilar el complejo escenario en el que se encuentra. Acostumbrado a empalmar un partido con otro, el bloque insular ha tenido esta vez seis días para coger carrerilla y preparar una cita que lo mantendrá a flote o lo arrastrará hasta el desagüe, pero que en ningún caso le dejará indiferente.

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El conjunto balear tiene en el último partido en casa el único hilo del que tirar. Su victoria por aplastamiento sobre el Celta (5-1) mantuvo a los gallegos cerca del fuego y alimentó la fe. Una actuación que deberá replicar, aunque sea a menor escala, con los cuatro cartuchos que le quedan.

Moreno recupera para la causa a dos de sus columnas principales. Martin Valjent y Ante Budimir, ausentes por sanción contra el Atlético, vuelven para ponerle hormigón a la defensa y barnizar el ataque. Y junto a ellos lo más probable es que aparezca de inicio el resto de la primera unidad. El once de gala de un técnico que en toda la temporada apenas ha ido encontrando respiro en el banquillo, pese a la amplitud del vestuario.

Si todo sale bien y el Mallorca celebra la novena victoria del curso seguramente avivará el incendio en el extremo sur de la clasificación y endurecerá el conflicto en torno a la frontera de la salvación. Si no lo hace quedará totalmente desnudo. La Primera División no espera a nadie.