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La última función a la que dio cobijo Son Moix resultó eterna. Un coñazo. El Mallorca se limitó a ganar al Lugo (2-0), pero eso tiene un valor enorme. Tanto, que la escuadra de García Plaza metió algo más de un pie en Primera. Con su nivel de fiabilidad por las nubes, el gran mérito del equipo balear es ganar incluso cuado parece que no tiene demasiado interés en hacerlo.

El nuevo naufragio del Almería (perdió en Zaragoza) exponenció el valor de los puntos que se pusieron en liza en Palma. Con un gol exprés de Dani Rodríguez, el Mallorca lanzó un aviso contundente, pero la realidad fue que se largó del partido tan rápido como lo había empezado a romper.

El Lugo, condenado a pelear por evitar el descenso, intentó mostrar las uñas, pero sus propias limitaciones le impidieron hacer daño a un rival que siempre suele salir bien parado.

Al Mallorca el partido también se le hizo largo. Larguísimo. Intentó cosas, pero su gran obsesión siempre fue que se consumieran los minutos. De hecho, entre el tanto de Dani Rodríguez y la sentencia de Mollejo (68') no sucedió absolutamente nada, aunque eso para el Mallorca acabó adquiriendo categoría de anécdota.

Su objetivo es el ascenso y la brecha abierta con el Almería, el único equipo que podía contestar al conjunto bermellón y al Espanyol de Vicente Moreno, es enorme. Prácticamente definitiva.