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Creo en los milagros. Y tengo fe en las opciones de un Mallorca que parece sentenciado. Los milagros son como las meigas, que de haberlas haylas. Javier Aguirre revolucionó el once titular para dejar atrás la humillación sufrida ante el Granada en Son Moix y el Real Mallorca sumó un valioso punto, a la espera del resultado de este jueves del Cádiz en San Sebastián ante la Real Sociedad. Manolo Reina, desafortunado en demasiados partidos esta temporada, recuperó la titularidad en el Sánchez Pizjuán y salvó al equipo de una segura derrota con una gran intervención ya en tiempo de descuento.

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Son muchos los argumentos que hacen pensar en que el equipo está condenado al descenso. Los futbolistas demostraron en Sevilla que no han bajado los brazos y que la vergonzosa actuación ante el Granada fue un accidente. Disponer de un vestuario comprometido es vital para aspirar a la permanencia en Primera División y durante la semana se ha cuestionado la profesionalidad de demasiados futbolistas. Ahora, toca estar más unidos que nunca, remar todos en la misma dirección y confiar en el milagro. Ya llegará el momento de recordar las salidas nocturnas y algunos otros hechos acaecidos durante la temporada. Hoy, no toca.

Quedan dos partidos para bajar el telón a la temporada y yo soy de los que está convencido que si el equipo suma seis puntos conseguirá la permanencia. Es una cuestión de fe. La razón y los datos objetivos hacen pensar en el desastre, pero no pierdo la esperanza. El Real Mallorca realizó un excepcional partido en defensa ante el Sevilla, pero para ganar en Son Moix al Rayo Vallecano o a Osasuna en Pamplona será imprescindible mejorar en ataque. Es tan sencillo como aprovechar alguna de las oportunidades que se generen. No es tan difícil. Seguro.