Javier Aguirre, entrenador del Real Mallorca, junto a su segundo, Toni Amor, en el banquillo de Son Moix durante el partido contra el Getafe. | Miquel Àngel Borràs

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El Real Mallorca 2022-23 es un equipo sin rodeos. Práctico en su juego, intenso en defensa y con unos rasgos tan marcados como representativos, el equipo de Javier Aguirre va a poder disfrutar de un cierre de campaña que poco tendrá que ver con el de hace un año. A falta de ocho jornadas para el final, el conjunto bermellón ya guarda en la mochila 40 puntos, más de los que consiguió en las tres últimas temporadas en Primera División. De hecho, desde el ascenso de 1997 solo ha llegado a estas alturas del ejercicio con una marca superior en cuatro ocasiones. La última de ellas, en 2010.

En una semana mágica, que empezó ganando en Balaídos y que terminó remontando al Getafe, el Mallorca ha cerrado el cajón de la permanencia. Dos victorias consecutivas (no sumaba un seis de seis desde noviembre) que zanjaban una racha de seis jornadas sin ganar y que le sitúan, a falta de solo ocho episodios, en el paralelo 40, con un margen de diez puntos sobre el descenso. Una línea que había sido incapaz de cruzar desde la temporada 2011-12, destapada con Michael Laudrup y liquidada con Joaquín Caparrós mientras coqueteaba con los puestos europeos.

Las tres últimas travesías por la máxima categoría fueron duras. En 2013 el Mallorca ponía fin a dieciséis temporadas consecutivas en Primera División después de un ejercicio irregular y muy pobre, marcado ya por algunos problemas extradeportivos de aquella época. El cuadro de Son Moix solo llegó a 36 puntos y bajó a Segunda de la mano del Deportivo y el Real Zaragoza.

Tras el ascenso mágico de la nit de Sant Joan (2019), el Mallorca volvió a Primera con Vicente Moreno pero solo resistió un año. La pandemia se cobró un elevado peaje (cuando se paró la Liga estaba un único punto de la salvación) y tras aquella maratón de partidos que disputó entre junio y julio de 2020 para cerrar la temporada solo sumó 33 puntos. Bajó en la jornada 37, en compañía del Espanyol y del Leganés que entrenaban, precisamente, Javier Aguirre y Toni Amor y que habían perdido en enero a Martin Braithwaite y Youssef En-Nesyri.

La temporada pasada el Mallorca acabó la Liga con el agua hasta la nariz. A falta de tres jornadas encajó un 2-6 contra el Granada que le dejaba en coma pero revivió milagrosamente llegando a la meta con un empate en Sevilla (0-0) y sendas victorias ante el Rayo Vallecano (2-1) y Osasuna (0-2). En total, llegó a 39 puntos y 13 de ellos los sumó tras la llegada de Aguirre para sustituir a Luis García Plaza.

Echando la vista un poco más atrás, en la etapa moderna el Mallorca solo contaba con más de 40 cuatro veces y casi todas hace más de dos décadas. Fue exactamente en la temporada 1997-98 (tenía 46), en la 1998-99 (51), en la 2000-01 (52) y en la 2009-10 (48). En todas ellas llegó, como mínimo a los 60, llegando incluso a atravesar una vez la pared de los 70. En la 2007-08 tenía exactamente los mismos puntos que ahora (40) y pese a su espectacular final de curso, en el que ganó los últimos seis encuentros y llegó a los 59, se quedó a las puertas de Europa porque la última plaza que había en juego fuera para el Racing.