El delantero del Mallorca Abdón Prats (d) celebra tras anotar un gol con su compañero Sergi Darder este martes, durante el partido de la jornada 7 de LaLiga EA Sports, entre el RCD Mallorca y la Real Sociedad, en el Estadi Mallorca Son Moix en Palma. | CATI CLADERA

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Artà es un pueblo mallorquín de unos 8.000 habitantes. Localidad pequeña en que la mayoría de vecinos se conocen. La probabilidad de que dos futbolistas de este pueblo jueguen en el Mallorca es remota. Que lo hagan juntos, aún más. Que lideren a su equipo en una victoria en La Liga EA Sports, un imposible. En este caso, Sergi Darder volvió a su isla para ser director de orquesta del Mallorca junto a Abdón Prats. Sin embargo, las piezas que formaban la banda de música no ayudaban y la forma de hacerla sonar no casaban con el artanenc.

Tras un año en el equipo de su tierra, el martes empezó a sonreír como lo hacen los buenos futbolistas. Ante la Real Sociedad, Sergi Darder creció y demostró su liderazgo. Tomó el mando. En un principio, el dibujo de Jagoba Arrasate hacía presagiar que jugaría pegado a la banda izquierda, pero el esbozo duró menos de diez minutos. El fútbol cogió peso y Darder empezó a brillar. Libre de las cadenas que le otorga una posición de banda, Arrasate le dio confianza, creó un ecosistema óptimo para hacerle funcionar y surgió efecto. Darder cogió las riendas del equipo y apareció donde le gusta. Cerca del área, siendo silencioso entre líneas y pudiendo combinar con Robert Navarro en distintas zonas del ataque.

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Impacto

Las estadísticas no mienten, Darder fue el encargado de dirigir más ataques del Mallorca en el partido ante la Real. Acompañado de dos perfiles como Mascarell y Samú Costa y con la presencia de un futbolista como Navarro, ganó fuerza. Activó un 92 % de los acercamientos del Mallorca y realizó hasta ocho pases para crear ocasiones de peligro y tocó 57 balones en zonas de tres cuartos. Hasta el momento, estos números estaban alejados de la realidad, pero parece ser que Arrasate le está encontrando el acomodo necesario para que el mago de Artà brille. Cuando Darder tiene margen para maniobar, moverse sin restricciones y estar en contacto con el balón, el equipo empieza a funcionar. También generó peligro a balón parado. Lo sacó todo él y con mucho acierto. De hecho, de los cuatro saques de esquina, se remataron cuatro.

Por otro lado, destacó por su trabajo sin balón. Ganó 9 de los 11 duelos que tuvo que disputar, un punto muy por encima de la media que suele tener en este inicio de campeonato. No marcó, aunque lo intentó tímidamente con dos disparos lejanos que no fueron efectivos, ni asistió, pero su papel fue fundamental en el engranaje atacante del Mallorca. Activo en cada transición, ofreciendo salida al doble pivote, incluso cabalgando en conducciones para romper los esquemas del rival. Si Darder puede alcanzar este nivel, están mucho más cerca de las victorias.

Este encuentro ante los donostiarras es uno de los pocos rastros de brillantez que ha dejado Sergi con la elástica bermellona. La recta final de la temporada pasada dejó sensaciones para ser optimistas de cara a este curso. A pesar de un inicio dubitativo, el martes tomó el mando y justificó las expectativas puestas en él desde el club.