Con el cuerpo aún magullado por la peor derrota de los dos últimos años, la plantilla del Real Mallorca ya trabaja para sepultar cuanto antes la goleada que le endosó el Barcelona en Son Moix y centrarse en el desplazamiento de este viernes a Vigo El equipo de Jagoba Arrasate volvía a este miércoles a su cuartel general, en Son Bibiloni, para analizar todos los fallos cometidos y planificar el asalto al Celta. Si apenas hubo espacio para saborear la remontada ante el Valencia, tampoco lo hay ahora para lamerse las heridas.
La derrota contra el Barça hizo daño. Aunque estaba presupuestada en las cuentas anuales, la forma en la que se produjo hirió el orgullo de un grupo que llegaba al partido pletórico y empaña unos números que eran fantásticos. El Mallorca, que hasta la visita del líder era el cuarto equipo de la Liga que menos goles recibía, cometió una serie de errores poco habituales en defensa y encajó, de una tacada, cinco tantos en contra cuando en las quince jornadas anteriores solo había registrado trece.
Jagoba ya advirtió en la sala de prensa de Son Moix que tiene trabajo por delante para recuperar a sus futbolistas antes del viernes, fecha marcada para el inicio de una nueva jornada. La idea del técnico vasco es aislar al equipo de todo lo sucedido ante el Barça y devolverlo al estado de ánimo en el que andaba instalado a principios de semana. Entre otras cosas, porque el conjunto balear suma 24 puntos y anda situado en las posiciones europeas de la clasificación, por lo que sus perspectivas siguen siendo inmejorables. La otra avería que debe solucionar el técnico de Berriatua tiene que ver con las disputas internas que destapó la goleada azulgrana. La más fea de todas, la que contempló todo el fútbol español entre Johan Mojica y Manu Morlanes. Una situación entre dos compañeros que se conocen bien y que no gustó nada al cuerpo técnico ni a muchos de sus compañeros. El propio Pablo Maffeo ya animó a los dos implicados, todavía con el termómetro al máximo, a «arreglarlo por el bien del equipo».
El Mallorca tiene la misión de volver al buen camino lejos de Son Moix, que al fin y al cabo es donde más cómodo se ha sentido hasta el momento. La escuadra bermellona ha logrado como visitante cuatro de las siete victorias que suma hasta la fecha y se enfrenta a un Celta que no termina de estar del todo a gusto como anfitrión y que ya ha sufrido dos derrotas y dos empates derrotas en su casa.
La rueda de la Liga sigue girando para el Mallorca, que solo dos días después de recibir su golpe más duro tiene que volver a hacer las maletas para subirse a un avión, presentarse a otro examen y seguir llenando el granero.
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