Imagen de archivo del partido entre Rafael Nadal y Richard Gasquet en Roland Garros en 2018. | IAN LANGSDON

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El duelo entre Rafael Nadal y Richard Gasquet supone el reencuentro de aquellos dos niños que en 1999 se enfrentaron en Tarbes en el prestigioso torneo Les Petits As. Por entonces ambos estaban llamados a pelear por gobernar el planeta tenis y el francés parecía tener más números para ser el jerarca del futuro. Aquel duelo cayó del lado de Gasquet, pero sería el último del que salía airoso. Desde que irrumpieron en la élite el 16-0 del manacorí en sus cara a cara plasma la superioridad del defensor de la corona y dos historias diferentes.

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Este jueves se verán las caras por tercera vez en Roland Garros, la primera fue en 2005 y marcó un punto de inflexión. El duelo estuvo envuelto por una enorme expectación porque Gasquet se intuía como el relevo de Yannick Noah. Parecía llamado a darle al tenis francés una nueva Copa de los Mosqueteros tras años de sequía, pero el balear lo despachó con un contundente 6-4, 6-3 y 6-2. «Lo recuerdo perfectamente, cuando salí de la pista le dije a mi padre: 'este tío va a ganar el torneo'. Era un extraterrestre, sabía que iba a marcar la historia de la tierra batida», rememoraba Gasquet tras superar la primera ronda y citarse con el mallorquín por un puesto en la tercera. Son dos estilos diferentes y también emprendieron caminos diferentes para llegar al circuito.

En un juego tan mental como el tenis es inevitable valorar en su medida al peso de la historia. Y Nadal la tiene de su lado ante la mayoría y sobre todo ante su rival generacional. Pensar en ganar al rey de la tierra batida en su casa, en la Philippe Chatrier, y a cinco sets tiene que dar hasta pereza a estas alturas de la carrera, a punto de cumplir 34 años y con la experiencia suficiente para reconocer la superioridad del rival. Quiera o no a Gasquet, en cualquier momento, le vendrán mil y un recuerdos de situaciones de partido contra Nadal. Sabe que sus opciones pasan por la excelencia y un mal día del balear y, sobre todo, por llevarse el primer set. Pero es que el galo no le gana uno desde el Masters 1.000 de Canadá en 2008. Y esto no es hacer de menos a un Gasquet con una carrera que muchísimos firmarían, simplemente es el escenario actual y el peso de la historia.