El primer premio este año tiene nombre de mujer. Cristina Llovio arriesgó con una receta fresca, divertida y aventurera: ‘Raviolis de tartar, salmón, crema de aguacate y gel cítrico’, que la ha llevado a ganar una estancia en el Agroturisme Gossalba y un menú degustación en el restaurante estrella Michelin, Voro; todo ello para dos personas. Cristina tuvo ocasión de comentar a los presentes en la entrega de premios que ha finalizado sus estudios de cocina y acaba de empezar a trabajar como pinche justo delante del restaurante Voro sobre el que confesó: «admiro a su chef y estoy entusiasmada con el premio».
En cuanto a los finalistas, Lenka Albornozoba no pudo asistir al encuentro, y en su nombré recogió el premio su pareja, Miguel Amendolara. A Mateo Juan le ocurrió lo mismo y en su lugar acudió su hermana, Mª Victoria Juan, quien también participó en esta edición del concurso y quedó a las puertas de conseguir un premio que, ahora, su hermano compartirá con ella. Cristóbal López fue otro de los finalistas. Cristóbal iba a estar de viaje en el momento de la entrega por lo que recogió su premio horas antes de manos de Caterina Noguera. Finalmente, el también finalista José Rodríguez comentó al grupo que es «un apasionado de la cocina desde pequeño y ayudaba a mi madre», recuerda. Tras jubilarse, disfruta más que nunca de preparar platos tan curiosos como el ‘solomillo de calabacín’ que presentó al concurso. José fue el único de los ganadores de esta edición en ser veterano en el concurso, ya que se presentó el año pasado, aunque no salió seleccionado.
En general, los asistentes alabaron las propiedades que el Oli de Mallorca DO confiere a sus platos. Propuestas como estas demuestran la importancia de apostar por un producto de calidad que, además, es de la tierra, y por tanto de kilómetro cero, con todas las connotaciones positivas que eso conlleva.