En época estival suelen predominar los despachos vacíos y las playas repletas. No obstante, no todo el mundo tiene el lujo de poder irse de vacaciones. Para los estudiantes, el verano es un buen periodo para empezar a hacer sus pinitos en el mundo de la empresa y comenzar a desarrollar sus habilidades, que hasta el momento, solo han puesto de manifiesto en el aula.
Alrededor de cincuenta personas en la terraza, sentados frente al mar. Hablan y sonríen mientras toman un refresco y ahí están ellos. Jóvenes con uniforme negro bandeja en mano. Motivados a iniciarse en algo nuevo, en su primer trabajo. Han dado pistoletazo al camino hacia el norte profesional.
El verano es tiempo para descansar pero también para poder crecer y autoconocerse. Curricularmente es importante llenar huecos. Al fin y al cabo, lo que los reclutadores ven es que hay una diferencia entre el estudiante que no tiene experiencia laboral y el que ha pasado sus veranos trabajando. El trabajo vacacional es importante para adquirir conocimientos y competencias, que luego nos harán distintos a los demás candidatos.
Trabajar en una tienda de ropa, en un restaurante o como monitor de colonias, tanto da. Toda experiencia profesional nos aportara valor, tanto a nivel personal como a nivel curricular. El trabajo vacacional, por norma general, son horas de cara al público y horas de formarnos en la competencia de atención y orientación al cliente. Sin embargo, esta no es la única. Comunicación interpersonal, empatía y flexibilidad son competencias que podemos madurar en el empleo de verano.
Estamos continuamente explicando que en las entrevistas de trabajo actuales, lo que más se valoran son las competencias. Un empleo de verano es cultivar la siembra que recogeremos más adelante. Tú decides el producto, su maduración, su sabor e incluso el precio de venta en el mercado. ¿A qué estás dispuesto?
¡Adelántate! Nuestro país es un año más el referente turístico europeo. Ello nos ayuda a iniciar nuestro proceso. Yo aprendo, crezco y me desarrollo. Él prueba la paella, compra un abanico y sonríe. Ambos sonreímos. El aprendiz de habilidades lo ha logrado y aunque no sea el empleo de su vida, o por el que dedica todo el resto del año a su estudio… Está satisfecho.