El paciente acudió a Urgencias de Juaneda Miramar con un cuadro de insuficiencia cardíaca muy grave. El dispositivo Impella es capaz de sostener al corazón, desde su cavidad, mientras el hemodinamista trata las obstrucciones arteriales que han producido la enfermedad coronaria, evitando técnicas más agresivas.
El Impella está indicado para pacientes con casos muy graves de infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca. Los responsables de esta primera intervención en la medicina privada balear han sido los doctores José Carlos Frías, médico intensivista de la UCI del Hospital Juaneda Miramar, y Rubén Vergara, médico cardiólogo de Juaneda Hospitales.
El soporte circulatorio que realiza el Impella «utiliza un elemento mecánico de nueva generación que asiste al corazón en su actividad cuando por un motivo muy grave, como es en este caso el infarto que el paciente ha sufrido, necesitamos trabajar sobre ese órgano para recuperarlo», explica, como introducción el Dr. Vergara.
«El Impella —añade— tiene como cualidad sobre otros dispositivos que utiliza un catéter (que llega hasta el corazón desde una punción femoral, como otros procedimientos que se efectúan en hemodinámica) y una bomba de tipo hidráulico que ha mejorado el perfil de asistencia, porque no es tan agresivo como otras técnicas».
«El paciente —explica el Dr. José Carlos Frías— llegó al hospital con un dolor torácico y dificultad respiratoria. Se inició un estudio específico orientado, dado que una de las posibles podía ser la enfermedad coronaria, un problema de riego del músculo del corazón en cualquiera de sus expresiones: la angina de pecho o el infarto agudo de miocardio».
«El caso en cuestión —continúa el intensivista— era un paciente de edad avanzada, previamente sano, en una situación sin clínica cardiológica, estable hasta ese momento, que debutaba con un dolor torácico en las 36 horas previas al ingreso en el hospital. Era hipertenso, sin otro factor de riesgo cardiovascular. Las pruebas que le realizamos nos llevaron a concluir que el paciente estaba sufriendo un infarto agudo de miocardio. Se decidió el ingreso en UCI y poner el caso en conocimiento del Servicio de Hemodinámica. Estaba indicada una coronariografía, (o angiografía coronaria, exploración por rayos X durante la cual se observan las arterias coronarias)».
Además, «la gravedad del caso era manifiesta y la precocidad de una coronariografía era indispensable», explica al respecto el Dr. Frías. Ante la evidencia de la patología coronaria se decidió actuar desde la perspectiva de la cardiología intervencionista y se consideró que en este caso era oportuno utilizar el dispositivo Impella.
El equipo profesionales de Juaneda Hospitales dispone de este dispositivo y de profesionales entrenados en su manejo, por lo cual fue posible poner en marcha los protocolos para su uso en cuanto se consideró su idoneidad para el paciente que estaba siendo tratadi. El Dr. Vergara describe como se llevó a cabo la intervención:
«Este dispositivo nos permite asistir pacientes graves, como ha explicado el Dr. Frías, sin tener que utilizar métodos mucho más agresivos como por ejemplo la cirugía cardíaca. Ek dispositivo Impella absorbe el flujo sanguíneo en el ventrículo y lo expulsa a la aorta, es decir, hace el trabajo de bomba hidráulica que normalmente el músculo cardíaco realiza».
«Es —continúa el Dr. vergara— un método de apoyo al corazón que nos permite tratarlo desobstruyendo las arterias comprometidas. Los métodos en uso hasta el momento eran similares en algunos aspectos, «pero carecían la eficacia en su función de bomba», superando el Impella en este sentido «al viejo ultrapulsador aórtico, que en este caso tan grave no hubiera sido suficiente, y superando por menor complejidad a la bomba de circulación extracorpórea ECMO, parecida a la que se usa en cirugía cardíaca»
La particularidad de este método, «que cada vez se utiliza más, especialmente en EEUU y en Europa, es que el catéter funciona siendo posicionando en la cavidad ventricular del corazón». «Hay que destacar que los intensivistas del Hospital Juaneda Miramar, como el Dr. José Carlos Frías, han hecho el trabajo más duro: identificar la gravedad del problema del paciente, sostenerlo, evitar que empeore y ayudarnos durante el procedimiento, dado que el paciente a veces tiene que ser intubado, relajado o anestesiado mientras nosotros trabajamos», concluye el Dr. Vergara.
Tras la intervención, el Dr. Frías explica que «en líneas generales la evolución fue muy satisfactoria, de tal manera que en menos de 24 horas ya vimos una mejoría clínica evidente. La intervención fue larga, pero no hubo problemas. El paciente quedó totalmente estable a las 24 horas y a las 72, cruciales para la presentación de complicaciones, fue dado de alta».