La Dra. Carmen Calles, coordinadora de la Unidad de Esclerosis Múltiple (EM) del Hospital Universitari Son Espases, expone a lo largo de esta entrevista distintos aspectos clave en el abordaje de esta enfermedad.
—¿Cuáles son los principales síntomas para la detección temprana de la esclerosis múltiple?
—La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune inflamatoria desmielinizante crónica y neurodegenerativa que afecta al Sistema Nervioso Central. Tiene una semiología clínica muy variada y sus múltiples síntomas varían según la localización de las lesiones en el Sistema Nervioso Central. Pueden aparecer los siguientes síntomas: problemas de movilidad, alteraciones de la sensibilidad, problemas de visión, alteraciones de la coordinación o del equilibrio, alteración del control de esfínteres, disfunción sexual, problemas cognitivos que afectan a la atención. También hay síntomas denominados ‘invisibles’ como la fatiga que puede llegar a ser un síntoma muy discapacitante a lo largo de la evolución de la enfermedad. Los síntomas se instauran en unos días y pueden aparecer aislados o agruparse varios de ellos y es lo que se denomina brote de la enfermedad, estos síntomas van mejorando y la recuperación del brote puede ser completa o quedar alguna secuela.
—¿Por qué se considera la enfermedad de ‘las mil caras’?
—Los síntomas de la EM son variables dependiendo de la localización, extensión, gravedad y número de las lesiones y son diferentes para cada persona, por ello se conoce a la EM como ‘la enfermedad de las mil caras’ ya que cada persona tiene su propia forma de la enfermedad. Este aspecto de la EM hace que sea importante que las personas que viven con EM sean valorados por neurólogos con experiencia en esta patología que puedan identificarla de forma precoz.
—¿Qué importancia tiene la resonancia magnética dentro del seguimiento de la patología en general y de la inflamación en particular?
—La resonancia magnética es una prueba fundamental no sólo en el diagnóstico de la EM sino también en el seguimiento porque nos permite identificar si existe actividad inflamatoria a nivel cerebral o medular que se manifiesta por la aparición de lesiones desmielinizantes nuevas o lesiones que captan contraste y esto indica que la enfermedad no está bien controlada. El número de resonancias que se realizan en el seguimiento va a depender de la evolución de la enfermedad y del tratamiento de cada paciente, es decir se evalúa de forma individualizada en cada persona.
—¿Cuál es el futuro del abordaje de la EM?
—En los últimos años, afortunadamente se han aprobado numerosos fármacos modificadores de la evolución de la enfermedad. Los fármacos actúan en el sistema inmune modulando o suprimiendo las funciones que están alteradas para conseguir reducir o prevenir los brotes de la enfermedad y la progresión de la discapacidad que puede ir acumulándose como secuela de los mismos. En la actualidad hay fármacos de alta eficacia que han mejorado de forma significativa el pronóstico a largo plazo de las personas que viven con EM. El futuro del abordaje de la EM es no sólo controlar la actividad inflamatoria que existe en la enfermedad sino poder actuar sobre la fase neurodegenerativa que puede estar presente desde las fases iniciales de la enfermedad y es la responsable de la progresión de la discapacidad que presentan los pacientes y sería fundamental poder plantear tratamientos con efecto neuroprotector de forma combinada con los tratamientos que tenemos en la actualidad que han demostrado una alta eficacia sobre la actividad inflamatoria.
—¿En qué momento está, ahora, el interés por invertir en investigar este campo?
—Por parte de los investigadores de nuestro país existe un interés creciente en el tema de la investigación en EM y existen numerosos proyectos colaborativos entre diferentes equipos de investigación. Pero la inversión pública para llevar a cabo los proyectos de investigación es muy inferior a la que tienen otros países europeos de nuestro entorno y es necesario conseguir apoyo para impulsar la investigación cuyo objetivo primordial es lograr un mejor control de la enfermedad. El gran reto es conseguir que las autoridades sanitarias sean conscientes de la gran importancia que supone disponer de recursos necesarios para llevar a cabo los proyectos de investigación y se aumente los fondos destinados a la investigación.
—¿Cree que tiene la suficiente repercusión mediática esta enfermedad como para que la sociedad tome consciencia de su importancia?
—La EM es una enfermedad que afecta fundamentalmente a adultos jóvenes de entre 20-40 años siendo la segunda causa de discapacidad en este grupo de edad, sin embargo, en muchas ocasiones esta enfermedad es desconocida por la sociedad. Es muy importante que la población conozca esta patología porque la EM no sólo va a repercutir en la persona sino también en su entorno. Por todo ello, es importante que la enfermedad sea conocida por la sociedad y cabe destacar la importante labor que llevan a cabo las asociaciones de pacientes en la difusión y divulgación de la EM así como la ayuda de los medios de comunicación para que esta enfermedad se haga visible en la sociedad.
—Para finalizar, ¿Desea añadir alguna cosa más?
—Me gustaría resaltar que al ser una enfermedad con sintomatología muy diversa, es fundamental realizar un abordaje integral llevado a cabo por equipos multidisciplinares, formados por numerosos profesionales además de los neurólogos, (enfermería, neuroradiólogos, neuro-oftalmólogos, inmunólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos, urólogos…) con el objetivo primordial de proporcionar a los pacientes una atención de máxima calidad que cubra todas sus necesidades desde el punto de vista médico y sociosanitario. Para finalizar, quería remarcar que en los últimos años, un mejor conocimiento de la enfermedad, el avance y perfeccionamiento de las exploraciones complementarias nos ha permitido realizar el diagnóstico de la EM de forma mucho más precoz y este aspecto junto con la aprobación de numerosos fármacos modificadores de la evolución de la enfermedad de alta eficacia han mejorado de forma significativa el pronóstico de la EM a largo plazo reduciéndose la progresión de la discapacidad que permite que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.