El Dr. Marco A. Ramírez, médico angiólogo y cirujano vascular, es el coordinador de esta unidad que tiene por objeto realizar una vigilancia activa y detectar los primeros síntomas de alarma, como esas lesiones menores, no ‘sentidas’ por el paciente por la falta de sensibilidad que ocasiona la diabetes, y que pueden derivar en graves complicaciones.
¿Cuándo una persona tiene que preocuparse por la posibilidad de desarrollar un pie diabético? Lo explica el Dr. Ramírez: «Desde el momento del diagnóstico de la diabetes (sobre todo si está mal controlada) lo más indicado es hacerse un estudio podológico, endocrinológico y vascular para diagnosticar a tiempo la existencia del problema».
«La presencia de callosidades, que pueden derivar en lesiones o notar calambres o dolores en los pies, son algunos de los síntomas de alarma que pueden llevar al paciente diabético, a cualquier edad, también en el caso de los jóvenes, a consultar con esta unidad, pero aunque no los presente debería hacerse revisiones periódicas», añade.
La Unidad tiene por objeto que si un paciente con pie diabético es detectado por cualquiera de los especialistas que la forman –vasculares, traumatólogos, podólogos, endocrinólogos– «entre en el circuito asistencial, se le detecte el problema y sin una larguísima lista de espera se le instaure el tratamiento adecuado a su caso».
La clave de este servicio no es solo ofrecer a los pacientes de Juaneda Hospitales los mejores tratamientos y sistemas de diagnóstico, sino introducirlo en ese grupo de profesionales que estudiarán su problema de forma coordinada y lo derivarán en cada momento a aquel especialista que requiera la fase concreta de su enfermedad.
Ante la complejidad que implica el control del pie diabético Juaneda Hospitales cuenta con herramientas como el Screening Neuroisquémico, la valoración de la circulación por doppler y ecodoppler, el estudio podológico y de pisada, la terapia láser y el desarrollo de plantillas personalizadas para úlceras ocasionadas por mal perforante plantar.
El equipo de profesionales, que desde distintas especialidades trata a estos enfermos, también realiza revascularización, tanto mediante cirugía abierta o endovascular, corrección quirúrgica de las deformidades óseas, cura de heridas complejas, múltiples medios diagnósticos por imagen para la evaluación óptima de complicaciones.
El origen de los problemas del pie diabético suelen tener por causa inicial un traumatismo previo (callosidad, uña clavada, herida, rozadura, etc.) sobre un pie insensible al dolor por afectación de los nervios debida a la elevación mantenida de la glucemia por la diabetes, lo que en función de la afectación vascular, tendrá mayores o menores consecuencias.
La aparición de úlceras en los pies afecta la calidad de vida de estos pacientes y son secuelas de dos de las complicaciones crónicas más habituales de esta enfermedad: la neuropatía periférica y la isquemia en miembros inferiores, lo que genera un mal pronóstico en combinación con el alto riesgo de infección y cambios de presión.
Estos cambios de presión pueden ser debidos a las malformaciones óseas en los pies. Todos ellos constituyen los desencadenantes finales del problema que se conoce como pie diabético. Las consecuencias de un pie diabético con heridas que han evolucionado tórpidamente pueden llevar también, a la gangrena y a la necesidad de la amputación.