Corría el año 2017 cuando «el IB-Salut nos pidió una propuesta para extender la reconstrucción mamaria a otros hospitales y un año después nos dieron luz verde para implementarlo». Pese a que con la pandemia no todo fue fácil, se empezó por Inca y, tiempo después, se activó en Manacor. Cinco años después, el sistema va rodado. «Vamos una vez por semana a pasar una consulta conjunta con los oncólogos, ginecólogos y cirujanos generales y otro día para operar, dos o tres veces al mes», relata el doctor Estrada.
En su servicio hay nueve especialistas (aunque para ser rigurosos en la actualidad hay una plaza está sin cubrir). Gracias a una buena coordinación, por sus manos no sólo pasan las 125 pacientes anuales de Son Espases, sino que hay capacidad para absorber entre 70 y 80 mujeres más de otros centros. Las ventajas son muchas, por un lado las pacientes acuden a su centro sanitario de referencia, y por el otro el proceso es uniforme en prácticamente todos los hospitales porque la unidad que las opera es la misma.
Si bien Son Llàtzer cuenta con su propio equipo; el especialista de Can Misses (Eivissa) depende también del servicio del hospital de referencia y aunque la responsable del Mateu Orfila (en Menorca) no, sí que está en comunicación constante.
Hacer la reconstrucción mamaria a la vez que la mastectomía «tiene un fuerte impacto psicológico para las pacientes, lo describen todas las guías clínicas», recuerda el doctor Estrada, quien añade que, de hecho, «es parte integral del tratamiento del cáncer de mama».
Esta cirugía de reconstrucción se inició en 2006 en Baleares, «al principio la mayoría de los casos eran en diferido (años después de la mastectomía) mientras empezábamos con las inmediatas. Diez años después dimos la vuelta a la situación», presume.