«El cáncer de cuello más frecuente —explica el Dr. Enrik Enchev— es el carcinoma escamoso, y aunque los fumadores siguen teniendo elevado riesgo de contraerlo, especialmente en la laringe, en los últimos 30 años ha aumentado la incidencia de este cáncer en la faringe en relación con el virus del papiloma humano (VPH)». Así lo explica el médico especialista en Otorrinolaringología Enrik Enchev Hristov, nuevo miembro del Centro Integral de Otorrinolaringología (CIO), que dirige el Dr. Julio Rama y que se encuentra integrado en varios de los centros asistenciales del complejo sanitario de Juaneda Hospitales. El Dr. Enchev tiene su consulta en el Hospital Juaneda Miramar.
El cáncer de cuello relacionado con el VPH «se sitúa con mayor frecuencia en la garganta, a nivel de las amígdalas y de la lengua». Este tipo de cáncer «tiene un rápido crecimiento», aunque, añade el especialista, «también tiene un mejor pronóstico, si se diagnostica a tiempo» y «puede aparecer muchos años después de la infección». Otro aspecto importante de esta nueva tendencia del cáncer de cuello relacionado con el VPH «es a los jóvenes, es decir, pacientes con muchos años de vida por delante» por lo que «debemos orientar el tratamiento, ya sea cirugía, quimio o radioterapia, a ser efectivo, pero también que desgaste lo menos posible su calidad de vida».
El VPH es un virus de transmisión sexual que se contagia durante las relaciones genitales, pero también a través del sexo oral. Afecta al paciente de acuerdo a múltiples factores, como sus defensas o su genética, hasta el punto de que muchos portadores no son ni serán conscientes de su presencia pero otros desarrollarán diferentes tipos de cáncer.La presencia del VPH, que afecta especialmente a las mujeres, es tan elevada que se considera que por debajo de los 30 años, más del 80% son portadoras, aunque desde el colectivo médico se recuerda y enfatiza que «también es un problema de los chicos» por lo que ya se ha puesto en marcha la vacunación para todos los niños y adolescentes.
En los casos en que un paciente tiene que ser sometido a una intervención quirúrgica por uno de estos tumores, «es fundamental que conozca los riesgos», destaca el Dr. Enchev, quien explica que «durante el post operatorio puede haber complicaciones como el sangrado, la obstrucción de la vía aérea o dolor al tragar». «Si se compara —continúa— con la cirugía que se hace en los niños a los que se retiran las amígdalas y que se recuperan en pocos días, en este otro caso no solo se retira la amígdala, sino tejidos de alrededor, para tener un margen de seguridad, por lo que se lleva peor en un adulto, en relación a la intervención simple de amígdalas».
El lado positivo, explica el otorrinolaringólogo, es que «una vez pasado el post operatorio el dolor desaparece y las dificultades para tragar se compensan muy bien especialmente en los pacientes más jóvenes, logrando una buena calidad de vida». En cualquier caso, los jóvenes tienen que estar vigilantes para lograr ese buen pronóstico.
El Dr. Enchev no es partidario de una autoexploración constante en personas sin síntomas, pero sí si se perciben anomalías. «Los tres síntomas más frecuentes de estos cánceres —destaca el otorrinolaringólogo— son el dolor de garganta que no se acaba de resolver, notarse un bulto en la parte externa del cuello o verse una úlcera en la garganta». Sí que aconseja alguna observación de la garganta: «Me sorprende que, del mismo modo que se aconseja la autoexploración de la mama en mujeres o la autoexploración testicular en hombres, no solemos fijarnos en nuestra lengua, amígdalas, mucosa de la boca o, sin ir más allá, los dientes, y esperamos al control del médico o el dentista».
En el caso de «un paciente que se ve una amígdala ulcerada o más grande que la otra, tiene dolor de garganta que no cede y se detecta un bulto en el cuello, la indicación es solicitar una valoración preferente por Otorrinolaringología». Hay que unir a ello la prevención, ya que no hay que olvidar que normalmente el HPV se contagia por vía sexual, también oral. Los contagios de hombres a mujeres y de mujeres a hombres son posibles por lo que las incidencias del virus son muy elevadas en ambos sexos. Aun así, «la mayoría de personas expulsan el virus en menos de 2 años, pero otras lo retienen de forma latente, generando mutaciones y riesgo de tumores como el de cuello de útero», explica el Dr. Enchev.
Y añade que «mientras que el carcinoma de cuello de útero se puede prevenir gracias al trabajo de los ginecólogos, mediante el cribado y tratamiento de lesiones premalignas, nosotros no tenemos por ahora un modo de saber qué pacientes portadores de subtipos virales de alto riesgo desarrollaran tumores orofaríngeos antes de que den síntomas». Las investigaciones hasta el momento sugieren que «los pacientes con peor predisposición genética o un sistema inmunitario más débil, afligido por el consumo de tabaco o alcohol, no logran expulsar el virus y desarrollan tumores más agresivos», relata el especialista de Juaneda Hospitales en relación a la evidencia científica disponible en estos momentos.
Se sabe que la inmunidad tiene un gran papel a la hora de controlar el VPH y «podría explicar aquellos pacientes con metástasis en los ganglios del cuello cuyo tumor primario había desaparecido de forma espontánea». Es por ello que la inmunoterapia tiene cada vez más relevancia en el tratamiento de los carcinomas asociados al VPH. «Todavía queda mucha investigación por delante para comprender cómo se desarrollan estos tumores y encontrar mejores dianas terapéuticas, pero por ahora, es importante la prevención mediante la protección y las vacunas, además de evitar el tabaco, el consumo de alcohol excesivo y las dietas pobres ya que alteran la inmunidad y empeoran el pronóstico de este tipo de tumores», concluye al respecto el Dr. Enrik Enchev.