Entre esa medicación, «lo más importante son los lavados nasales salinos, además de los esprays nasales antiinflamatorios». Tras la cirugía, se consigue «que esta medicación limpie, impregne y actúe sobre los senos de forma mucho más efectiva, resolviendo la inflamación y logrando que el paciente tenga menos moco y congestión», añade. Los senos obstruidos por inflamación generan además opresión y dolores faciales como síntomas característicos de la rinosinusitis, todo lo cual, al remitir gracias a la cirugía, «mejora sensiblemente la calidad de vida del paciente», destaca el Dr. Enrik Enchev.
«La inflamación causante de la rinosinusitis se debe a alergias ambientales hasta en un tercio de los pacientes. El otro tercio de casos generalmente deriva de irritantes como los virus, el tabaco, la contaminación o el reflujo gástrico entre otros. El tercio restante son personas con predisposición biológica a la inflamación, que incluso pueden estar previamente diagnosticados de asma, y suelen tener pólipos nasales benignos, pero con una pérdida de olfato importante».
Todos estos pacientes pueden convertirse en tributarios de cirugía endoscópica naso-sinusal «cuando tienen muchos síntomas y la medicación no es suficiente para calmarlos», siempre de acuerdo a las explicaciones del otorrinolaringólogo de Juaneda Hospitales. Los pacientes con pólipos nasales «son los más refractarios al tratamiento, tanto médico como quirúrgico porque, a pesar de realizar su exéresis completa, pueden volver a crecer debido a la predisposición que tiene su sistema inmunitario a inflamarse». Esto explicaría porque «hasta la mitad de pacientes con poliposis nasal presentan de forma concomitante asma de difícil manejo». Explica el otorrino que «en vez de podar el árbol, nuevos fármacos biológicos tratarán el problema inmunológico desde su raíz». De ese modo la cirugía dejará de ser el tratamiento de elección en los pacientes con pólipos nasales», destaca el Dr. Enchev, y añade: «El horizonte es muy prometedor, pero hasta entonces quedan algunos años de investigación y muchos ensayos por delante».
La recuperación de esta cirugía tiene normalmente una duración de unas semanas, a lo largo de la cual se pueden tener molestias como congestión nasal, taponamiento auditivo, sangrado que rara vez requiere cauterización y ocasionalmente un poco de dolor, «todo dependiendo de la gravedad de la patología y la complejidad quirúrgica». «La calidad de vida de los pacientes después de una cirugía endoscópica naso-sinusal es mucho mayor; aunque durante la primera semana la congestión sea molesta, a partir de la segunda empieza a mejorar, hasta que alrededor del mes los pacientes están muy contentos, sin dolor ni opresión facial ni congestión», concluye el Dr. Enchev.
Otra patología nasal contra la que advierte el especialista (que en una entrevista anterior habló extensamente del cáncer de cuello, vinculado en los jóvenes al virus del papiloma por el sexo oral) es de la derivada de las adicciones a los descongestionantes nasales. «Esto suele ser consecuencia —explica el otorrinolaringólogo del CIO— de automedicarse durante un catarro, cuando ya antes se respiraba mal por una rinitis no tratada. «Voy a la farmacia cuando tengo el catarro y descubro el espray descongestionante», describe.
Resulta que el espray «es barato, de venta libre, y como hace una acción tópica inmediata y me genera un gran alivio a la respiración, todo parecen ventajas». Tras ello, «lo sigo utilizando a pesar de haber pasado el catarro». Ello se hace, según explica el médico en palabras de un supuesto paciente, «porque realmente me resuelve la congestión y aparentemente es inocuo», y —aclara— así es como se suelen enganchar los pacientes a estos sprays».
El fenómeno de la congestión nasal es «muy parecido a cuando uno se da un golpe en una articulación, que se inflama y se hincha a consecuencia de líquido inflamatorio». Con un catarro o una gripe, «el virus produce un acúmulo de líquidos y células inflamatorias en los tejidos de la nariz, especialmente en los cornetes, que se agrandan, dificultando el paso de aire, y secretan mucha más mucosidad».
Los sprays descongestionantes son vasoconstrictores tópicos que «hacen que llegue menos sangre y líquidos a los tejidos eréctiles de la nariz, disminuyendo su tamaño en cuestión de segundos y permitiendo el paso de aire por la nariz». Su uso está justificado durante los días del catarro, «especialmente si tenemos que viajar en avión o si tenemos la nariz totalmente tapada», pero no más de una semana. Si se prolonga su uso «el medicamento hará cada vez menos efecto por una desensibilización de los receptores de los vasos al fármaco, y se generará un efecto rebote que hace que la nariz se vuelva a congestionar todavía más a las pocas horas de su aplicación. Esto obliga al paciente a ponérselo cada vez con más frecuencia y puede llegar a ser realmente adictivo, dando lugar a una rinitis medicamentosa. El abuso de este tipo de medicamentos, como describe el especialista, «puede tener efectos secundarios importantes».
A nivel nasal estos efectos secundarios pueden llegar a ser similares y tan graves como lo que produce «el consumo de cocaína», ya que pese a ser «un vasoconstrictor ilícito» pueden darse perforaciones del tabique septal». Otros efectos secundarios asociados al abuso de los inhaladores nasales descongestivos son «el insomnio, las palpitaciones o la cefalea», aunque los síntomas más frecuentes son la sequedad y el sangrado nasal.
Cuando se produce esta rinitis medicamentosa por los vasoconstrictores, «la solución es bastante sencilla —continúa el Dr. Enchev— y consiste, en primer lugar, en concienciar al paciente que va a respirar peor durante una temporada, que luego respirará como antes para finalmente empezar un tratamiento adecuado de su rinitis que le permitirá respirar mejor».
Para acabar con la adicción «el paciente tiene que ir diluyendo el uso del vasoconstrictor. Cada vez que se eche el espray le indicamos que lo rellene con suero, de forma que la concentración del medicamento va siendo paulatinamente menor, hasta que es cero». «De ese modo, —continúa el especialista de Juaneda Hospitales— cuando en el espray solo quede suero, le va a servir como un lavado nasal, que como se ha descrito antes, es muy beneficioso para la rinitis».
Estos pacientes también reciben un tratamiento con un spray de corticoide tópico nasal, un fármaco antiinflamatorio. Con todo este procedimiento, en un plazo de meses se puede quitar la adicción y a la vez mejorar la rinitis con un tratamiento adecuado. Finalmente, destaca que «los lavados nasales son equiparables al cepillado dental, del mismo modo que este mantiene una buena higiene oral eliminando las bacterias, los lavados limpian la suciedad y los alérgenos del aire que respiramos y mantienen una buena higiene nasal. Entonces, ¿por qué no nos lavamos la nariz cada vez que nos cepillamos los dientes?»
En relación a esto, el doctor concluye que «al menos las personas con rinitis y rinosinusitis se beneficiarían de realizar lavados nasales con suero salino y recibir un tratamiento con un spray nasal de corticoides y antihistamínicos tópicos durante unos meses». Si tras ello, no mejoran los síntomas, como se ha mencionado antes, «tenemos opciones quirúrgicas que ofrecer como la rinoseptoplastia, la radiofrecuencia de cornetes o la cirugía endoscópica nasosinusal.»