Es muy frecuente encontrar en la mayoría de restaurantes a los que acudimos, el servicio de ‘comida para llevar’ -o más popularmente conocido como ‘Take away’-, y el servicio de entrega a domicilio. Si bien, no ambos servicios pueden ir de la mano. Hay resaturantes que únicamente disponen del take away -es decir, se puede recoger el pedido de comida en su propio restaurante-, pero no la entregan en casa.
No cabe duda que estos servicios están muy demandados desde hace años, y desde que empezara la desescalada hacia la ‘nueva normalidad’, el servicio a domicilio se disparó considerablemente. Además, cabe sañalar que, es tal la moda, que son numerosas las apps que trabajan solo con este servicio, aglutinando aquellos restaurantes que lo ofertan y pudiendo realizar el pedido a través de las propias apps.
Como en todos los negocios y ámbitos de nuestra vida, la llegada de la pandemia ha marcado un antes y un después y estos servicios y también deben ajustarse a unas medidas de protección importantes. Estas normas preventivas buscan, como es lógico, salvaguardar la salud de empleados y clientes. La base es que haya ‘contacto cero’, en la medida de lo posible.
Algunos ejemplos son el pago del servicio a través de la web del restaurante o de la app usada. Si no es posible, el establecimiento puede contratar datáfonos portátiles para que el contacto con el dinero sea mínimo. Si ninguna de estas opciones es posible, entonces el dinero en efectivo. La persona encargada de repartir debe usar en todo momento desinfectante y guantes, así como mascarilla cuando se precise.
Además, debe intentar avisar desde el portero o llamando al timbre de que el pedido ha llegado e intentar salvaguardar la distancia reglamentaria. El cliente, una vez recogido el pedido debe también lavarse las manos y si la comida no ha llegado caliente, calentarla de nuevo, ya que el calor inactiva el virus.