Un estudio del Centro Social Cristiano cifra en 2.500 los miembros y simpatizantes de bandas juveniles violentas que viven en la Comunidad de Madrid, frente a los 400 que tiene fichados la Policía Nacional en su demarcación, una cifra que se mantiene estable desde el año pasado.
En febrero, tras dos crímenes relacionados con pandilleros el mismo día, la Delegación de Gobierno puso en marcha un Plan para la detención de sus miembros. Hasta agosto, la Policía había detenido a 772 personas, incautado 485 armas y levantado 4.383 actas por posesión de droga, identificando a 86.697 personas.
«Resultado de esta acción policial, las bandas se hallan actualmente en fase de contracción o camuflaje, pero en absoluto han desaparecido y se espera un rebrote de su visibilidad pública en otoño, cuando se habrán consolidado nuevos liderazgos. Todavía existe un alto número de jóvenes que están en edad no imputable de delito y que, en consecuencia, no están fichados por la Policía», señalan desde este centro religioso.
En mayo la Secretaría de Estado de Seguridad publicó la Instrucción 9/2022 con el objetivo de vigilar más de cerca la compra y venta de armas blancas. «Sin embargo, los jóvenes siguen consiguiendo estas armas, ya sean cuchillos jamoneros, de cocina y otros afines de montaña o escalada, o material deportivo, como bates de béisbol, a través de Internet en Amazon y tiendas de conveniencia, ferreterías y grandes superficies», señalan desde el estudio.
Las bandas intervienen en criptomonedas
De igual modo, recuerdan que las Fuerzas de Seguridad del Estado han intervenido utensilios para la falsificación de moneda, como impresoras, papel y billetes falsos en la Operación Bacano por la Guardia Civil relacionada con el asesinato de un pandillero en Usera en febrero.
Desde el punto de visto económico, en el anterior Observatorio del Centro de Ayuda Cristiano ya avanzó que estas eran las encargadas del trapicheo de droga en numerosos centros de ocio nocturno, dinero que utilizan para la adquisición de armas, estupefacientes o en ayudas a miembros inmersos en procesos judiciales o en prisión. «Este dinero también se vehicula actualmente en criptomoneda, diversificando así su entramado financiero», señalan.
La detención de 19 jóvenes de los DDP en julio confirma que también las bandas utilizan a hackers para realizar fraudes informáticos.
28 sentencias de homicidio dictadas en madrid en el último lustro
Otra investigación realizada por el despacho del abogado del Centro de Ayuda Cristiano, Eduardo Ferreiro, sobre las resoluciones de la Audiencia Provincial de Madrid entre los años 2017-2022, revela que jóvenes pertenecientes a bandas han estado involucrados, en algún grado de comisión, como autores o cómplices en un altísimo número de delitos, según las sentencias que figuran en las bases de datos de Jurisprudencia que recogen resoluciones de Tribunales de la región.
En general en los historiales delictivos figuran antecedentes policiales por robo con violencia, lesiones y narcotráfico, pero también de delitos como proxenetismo e incluso abuso de menores.
De los 125 documentos encontrados de la Audiencia Provincial de Madrid relacionados con bandas juveniles en el periodo 2017-2022 (un total de 100 sentencias, 24 autos y 1 auto aclaratorio), se constata que han ocurrido 28 delitos de homicidio, 66 de lesiones, 13 de tortura y contra la integridad moral, 6 contra la seguridad colectiva, además de 9 de pertenencia a asociación ilícita, 38 contra el patrimonio, 72 por desorden público, 7 contra la libertad e intimidad sexuales y 9 contra la administración de justicia, entre otros.
La Memoria de la Fiscalía de Madrid del 2020 ya contenía un epígrafe propio dedicado a la problemática de las bandas latinas. Pese a ser un año pandémico, tramitaron 18 causas penales por delitos de organización criminal junto a otros delitos cometidos en la capital, habiéndose acordado la prisión provisional comunicada y sin fianza en al menos 8 de estas ocasiones.
En cuanto a la Justicia de Menores, ese mismo años se incrementaron los delitos más graves. De entre ellos, el homicidio y el asesinato destaca porque se registraron 18 asuntos de justicia penal de menores en ese año. En un tercio de ellos estaban implicados menores integrados o relacionados con bandas latinas.
El Centro de Ayuda Cristiano sostiene continúa bajando la edad de incorporación a bandas de la llamada Generación Z, puesto que el 29 por ciento de los pandilleros fichados por la Policía Nacional en los últimos meses en la región son menores, una ratio que va creciendo. Normalmente las bandas captan a menores en colegios y los usan para guardar armas y vender droga.
El letrado Eduardo Ferrero califica a estos grupos como bandas juveniles «mafiosas violentas» y comenta que incluso durante los nueve meses iniciales de la pandemia en 2020, cuando la población se hallaba confinada en sus domicilios, estas bandas cometieron más delitos que durante todo el año 2019.
Ferrero advierte tras el análisis de las sentencias de que estos grupos mafiosos «buscan la alienación de la persona particularmente vulnerable exaltando conceptos como la lealtad, el honor, oraciones inventadas y momentos rituales para ejercer un control psicológico férreo sobre el joven».
También han detectado bandas que trabajan para su legalización aparentando ser organizaciones de ámbito sociocultural, con líderes y miembros que se mueven en la ambigüedad delictiva.
Música drill, sicarios, sugar baby y santería
El estudio también analiza que el drill es un estilo de música trap actualmente muy seguido entre los pandilleros. Es un rap más violento, que tiene millones de visitas en las redes, en particular en TikTok.
De igual forma, han identificado pandilleros que siguen el movimiento Sugar Baby: individuos que quieren sacar beneficio de su juventud para conseguir viajes, recompensas económicas, ayudas emocionales o compañía.
También empiezan a detectarse entre pandilleros actos de santería. El descubrimiento en noviembre de 2021 por parte de la Policía Municipal de una santería en la calle Amor Hermoso en el distrito madrileño de Usera se enmarca en la irrupción de esta subcultura y como rito de incorporación a la banda. El pasado marzo también se hallaron cuatro pollos decapitados en plena calle del distrito de Usera; y se ha sabido que no es un hecho aislado y que también ha sucedido en Vallecas y Vicálvaro.
Otra de las novedades es la pertenencia de sicarios a las bandas de aquellos que vienen a España buscando refugio. En los últimos meses el Centro de Ayuda Cristiano ha atendido dos casos. Por lo demás, ya no hay tatuajes ni ropa que identifique a un pandillero, pero sí se han multiplicado en colegios e institutos el uso de pulseras con los colores de la banda, además de bandanas para el cuello y del lenguaje gestual codificado.
En la actualidad las bandas ya no sólo están formadas por miembros de origen latino, puesto que también hay personas magrebíes, subsaharianos, filipinos y por supuesto españoles. Y han aparecido los denominados bulteros, que son individuos colaboradores que no pertenecen a la banda pero que se atribuyen tal condición a la hora de cometer delitos.
Un ejemplo de la organización interna es el de la banda DDP: el coro juramentado controla un bloque o territorio y está formado por hasta una docena de jóvenes. Cada coro tiene un corona suprema. Sus componentes de rango inferior se llaman primicias, coronas, perlas y el portero. El perla es el mensajero de paz que va a hablar con otros coros. También existe la figura del ministro de guerra, que planea la estrategia y la táctica, y el tesorero.
En el ámbito de los ritos iniciáticos, uno de los primeros es la probatoria, machetear a alguien. Algún expandillero afirma que un coro maneja fácilmente unos 5.000 euros mensuales, apuntan desde el centro religioso.
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