El teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, ha admitido preocupación por el fenómeno de la cultura de la navaja en la capital catalana: «Es un fenómeno que ya vimos en las fiestas de la Mercè y que nos preocupa».
En una entrevista de TV3 recogida por Europa Press, Batlle ha explicado que esta tendencia ha aparecido en la ciudad «importada de tradiciones de las bandas de otros países» y que se trata de salir de casa con una navaja, según él.
Por este motivo, han equipado a las patrullas de la Guardia Urbana con detectores de metales que se utilizarán de forma aleatoria en concentraciones de personas en las que haya intervención policial porque ha dicho que, con las navajas, «un milímetro es la distancia entre el arañazo y la muerte».
El titular de Seguridad ha reconocido la necesidad de reforzar elementos contra «disfunciones» en concentraciones de personas, como en la avenida Maria Cristina, que recupera la fiesta de Nochevieja después de dos años, pero también en entradas y salidas del Camp Nou, ha ejemplificado.
Sobre la percepción de inseguridad entre la ciudadanía, ha argumentado que «la parte más conflictiva de la ciudad se concentra en la parte más visible de la ciudad», referido entre otros al consumo de droga en las calles de Ciutat Vella, y ha dicho que esto no pasa en otras ciudades como París o Bruselas.
En Barcelona, «no hay ninguna zona en la que la policía no se atreva a entrar», ha sostenido el teniente de alcalde de Seguridad, y ha apuntado a la trascendencia, en sus palabras, de lo que pasa en el Raval, como posiblemente no tienen otras zonas de otras grandes ciudades.
Preguntado por conflictos en la relación del Ayuntamiento con la Conselleria de Interior de la Generalitat, Batlle ha dicho que «desde el punto de vista operativo no afecta», pero ha lamentado obstáculos en la gestión coordinada de la violencia machista o el acceso a los datos de las huellas digitales.
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