El Instituto de Arritmias Quirónsalud Zaragoza ha iniciado recientemente su programa de ablación por campo pulsado para el tratamiento de la fibrilación auricular. El centro sanitario se convierte así en el primer hospital de Aragón y en el segundo privado de España que dispone de esta innovadora tecnología para tratar la arritmia más frecuente entre la población. Actualmente, solo está disponible en cinco hospitales en el conjunto nacional.
Hoy en día, todas las formas de ablación cardíaca para abordar las arritmias son térmicas, incluyendo tanto la radiofrecuencia como la crioablación. Aunque ambas han evolucionado, conllevan un riesgo inherente de daños colaterales térmicos indiscriminados en las
estructuras adyacentes, por lo que la novedosa técnica mediante campo eléctrico pulsado constituye el mayor avance en años.
Para ello, Quirónsalud Zaragoza ha incorporado el nuevo sistema FARAPULSE de Boston Scientific, que produce lesiones cardíacas duraderas en segundos preservando el tejido no objetivo. Esto supone una prometedora fuente de energía para la ablación cardíaca, incluido el aislamiento de las venas pulmonares para tratar la fibrilación auricular paroxística (FA).
El director del Instituto de Arritmias Quirónsalud Zaragoza, el doctor Antonio Asso, ha asegurado que «este adelanto revolucionará la técnica de la ablación de fibrilación auricular».
«Usando este tipo de energía mediante campos eléctricos de alta intensidad y brevísima duración, la lesión no es de origen térmico y, por consiguiente, las estructuras circundantes críticas, como el esófago o los nervios principales, nunca resultan afectadas», ha explicado. «Es decir, actuamos ventajosamente porque no necesitamos comprometer seguridad por eficacia o eficacia por seguridad, ya que sabemos que es imposible dañar los tejidos adyacentes por ser más resistentes a los campos eléctricos aplicados», ha añadido.
El doctor Antonio Asso ha destacado que esta «ventajosa diferenciación biológica» es el aspecto diferencial de todo el proceso. "Por las características del campo eléctrico generado, las
aplicaciones de energía son básicamente imperceptibles para el paciente, aunque las realizamos bajo sedación profunda o anestesia general para mayor comodidad", ha puntualizado.
Por su parte, la doctora Beatriz Jáuregui ha expuesto que «habitualmente desde el primer pulso de energía que se administra con el catéter embocando en cada una de las cuatro venas de la aurícula, se consigue su aislamiento eléctrico». Esto implica que se obtiene instantáneamente el mismo efecto que con las energías alternativas que suelen requerir varios minutos.
«Por protocolo administramos ocho aplicaciones de 2,4 segundos en cada vena para garantizar la perdurabilidad a largo plazo del resultado. Todo esto se traslada a intervenciones más rápidas y, por tanto, a mayor eficiencia en los procesos».
De este modo, no solo se incrementa la seguridad, un aspecto que por sí mismo es fundamental en toda intervención, sino que además la eficacia es mayor. Como ha apostillado la doctora Naiara Calvo, "la probabilidad de que la ablación resulte efectiva a largo plazo es
mayor que con las otras técnicas".
Experiencia del paciente
El doctor Carlos López ha afirmado que "la experiencia del paciente es mucho más satisfactoria. Al no existir lesiones térmicas, la frecuente sensación de molestia torácica pericardítica tras el procedimiento --en algunos casos se presenta con los procesos
convencionales-- aquí es inexistente«. »De hecho abre la posibilidad para dar de alta en menos de 24 horas", ha remarcado.
Todos los datos disponibles han confirmado los hallazgos preclínicos respecto a la utilidad a largo plazo de esta técnica, con porcentajes de eficacia mayores en el mantenimiento del
aislamiento de las venas pulmonares que los métodos convencionales.
De esta forma, el doctor sostiene que «estamos ante un nuevo paradigma en el tratamiento intervencionista de la fibrilación auricular».
La fibrilación auricular es una enfermedad que suele presentarse en forma de episodios de palpitaciones con pulso rápido e irregular y de duración variable. En la actualidad, representa una auténtica epidemia en las sociedades occidentales, afectando habitualmente a personas en las etapas centrales de su vida con el consiguiente deterioro en productividad laboral y calidad de vida.
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