El presidente del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi (CRL), Tomás Arrieta, considera que la mejora de la inflación debe repercutir de forma «positiva» en la renovación de convenios durante este año. Igualmente ha asegurado que 2023 «será sin duda difícil» en materia de negociación colectiva, pero «no más que 2022».
Arrieta ha hecho estas consideraciones, en declaraciones a Europa Press, preguntado acerca de cómo prevé que se vaya a desarrollar la negociación colectiva durante este ejercicio.
Tras recordar que en 2022, en un contexto de alta incertidumbre económica y geopolítica, y un escenario de inflación «disparada», la negociación colectiva había resistido, en términos generales, «de manera razonable», Arrieta ha afirmado que, «con todas las cautelas», se está constatando que una parte de las variables que han dificultado los procesos de negociación, en especial la inflación, «pueden mejorar en 2023 en términos relativos», lo que, a su juicio, «debería repercutir positivamente en las negociaciones».
Arrieta ha precisado que, en todo caso, este año hay que advertir que persisten ámbitos «relevantes», con un alto nivel de empleo, «que siguen sin llegar todavía a un acuerdo para renovar el convenio».
Balance del preco 2022
El presidente del CRL se ha referido asimismo al balance de conflictos en los que intervino el Preco durante 2022, servicio que registró el pasado año un total de 525 conflictos que afectan a 106.790 trabajadores del País Vasco.
Esta cifra ha supuesto una reducción del 59% del número de operarios que recurrieron en 2022 a este servicio público, gratuito y voluntario del Consejo de Relaciones Laborales para solucionar los conflictos colectivos de trabajo en Euskadi, respecto a los que lo hicieron en 2021.
Por territorios históricos y en el periodo enero-diciembre del pasado año, 245 conflictos, con 50.095 trabajadores afectados, procedían de Bizkaia. Un total de 163 conflictos, con 27.712 operarios, provenían de Gipuzkoa y 117 conflictos (28.983 personas implicadas) se localizaban en Álava.
Durante el pasado ejercicio el Preco resolvió 453 conflictos (con 97.256 trabajadores vascos afectados), de los cuales sólo el 25 por ciento (115 conflictos y 16.754 operarios) acabó con acuerdo o laudo. Otros 284 conflictos (69.684 empleados) acabaron en desacuerdo (63% del total de asuntos) y 16 fueron intentados sin efecto.
Arrieta cree que el descenso de un 59% en la cifra de trabajadores vascos que acudieron al Preco en 2022 indica que el año pasado, en comparación con el anterior, han predominado los conflictos de empresa frente a los sectoriales y que la conflictividad se ha suscitado, en valores medios, en empresas de menor tamaño.
Por su parte, respecto al dato de que solo uno de cada cuatro conflictos acabe en acuerdo, Arrieta ha admitido que estas cifras puedan parecer bajas pero que, en todo caso, ese porcentaje de acuerdos directos es similar, en términos generales, al histórico, que se ha movido en las dos últimas décadas entre el 20% y el 30% de acuerdos.
En este sentido, Arrieta ha remarcado que «hay que tener en cuenta que, aunque legalmente las partes deben acudir al Preco previamente a la interposición de una demanda judicial, la decisión de abrir un procedimiento de mediación para intentar llegar a un acuerdo entre ellas, y evitar así que el conflicto se judicialice (o se enquiste), es voluntaria y requiere que ambas lo soliciten».
De ahí, ha añadido que, en muchos casos, «ni siquiera lleguemos a intervenir de manera efectiva» y su función, ha añadido, no es solo llegar a acuerdos directos (que son los que se computan en las estadísticas), sino «contribuir a solucionar los conflictos a medio y largo plazo y a mejorar en la medida de lo posible las relaciones entre las partes».
Preguntado por qué dice ese descenso en las cifras de trabajadores que deciden recurrir al Preco en Euskadi del estado de la conflictividad o el diálogo empresa-plantilla, el presidente del CRL entiende que no indican, por sí mismas, «un deterioro de las relaciones entre las partes o un incremento de los conflictos abiertos» ya que son cifras «más o menos habituales», aunque ha puntualizado que «por supuesto, esto no quiere decir que la situación no sea claramente mejorable».
En este sentido, y entre los aspectos a mejorar durante este año para que aumente el porcentaje de acuerdos, Arrieta ha partido de que, entre la multiplicidad de factores, hay que tener en cuenta que «hay empresas en las que el clima de confrontación es alto mientras que en otras en las que existe una cultura más colaborativa».
Esto influye, evidentemente, ha proseguido, en la forma de abordar los conflictos y en la disposición a buscar soluciones dialogadas y consensuadas cuando surgen, algo que entiende, "influye claramente en el margen real de intervención del CRL.
En su opinión, el gran cambio ha abordar en este terreno es «básicamente cultural», ya que «una solución pactada requiere más trabajo y un nivel de compromiso mayor de las partes que la opción por una solución externa e impuesta (judicial), o asumir, simplemente, como ocurre a veces, el enquistamiento del conflicto».
Para Arrieta, «a medida que esa idea avance y se vaya consolidado, el número de acuerdos sin duda crecerá» ya que, al requerir un mayor nivel de implicación, esta fórmula es a la larga mucho más efectiva", ha concluido.
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