Archivo - Vista de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa | Unanue - Europa Press - Archivo

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El acusado de matar a un hombre en enero de 2022, al que degolló tras una pelea y cuyo cuerpo fue encontrado un mes después en el monte Andatza de Usurbil (Gipuzkoa), ha reconocido este lunes el crimen, así como la que fuera su pareja en ese momento, acusada de cómplice, y la compañera de piso de esta última, a la que se acusa de encubrimiento.

La Audiencia de Gipuzkoa ha acogido este lunes la segunda sesión del juicio con jurado popular, en el que se han realizado las alegaciones de las distintas partes ante los miembros del jurado y han declarado los tres encausados.

Pese a que todas las partes han aceptado las peticiones de condena y conclusiones planteadas por la Fiscalía y los acusados han admitido los hechos, la vista oral del juicio ha tenido que seguir adelante, ya que así lo establece la ley cuando las penas solicitadas son superiores a los seis años de prisión y no puede, por tanto, dictarse una sentencia firme en este momento del proceso.

El Ministerio Fiscal pide 15 años de cárcel para el principal acusado de la muerte del hombre, motivada por los celos. Para la expareja del fallecido y novia del presunto asesino en ese momento, reclama tres años de cárcel como cómplice, mientras para la que fuera compañera de piso de esta, pide dos años de prisión como encubridora.

El acusado ha reconocido los hechos, que se remontan al 24 de enero de 2022. Así, ha explicado que la noche previa a la pelea, que terminó con la muerte del exnovio de su pareja, había consumido cannabis, anfetaminas, heroína y alcohol, y llevaba «todo el fin de semana sin dormir».

En esa línea, ha detallado que días antes fueron a buscar al exnovio de su pareja a la cárcel de Zaballa y que, durante esos días, este se estuvo «insinuando» e intentó en reiteradas ocasiones mantener relaciones sexuales con ella. «Él estaba muy pesado y se estaba extralimitando», ha sostenido.

Asimismo, ha señalado que esa situación le produjo «celos», se sintió «menospreciado, y durante todo el fin de semana el ánimo fue a peor», lo que finalmente le llevó a ser «irracional» y terminar agrediendo al exnovio de su pareja. Además, ha apuntado que temía que este, al salir de la cárcel, se la iba «a jugar» para que fuera detenido por la Policía por un asunto previo de drogas.

En cuanto a la compañera de piso, ha señalado que recuerda haberle dicho que limpiara la sangre de la terraza, pero no haberle amenazado, aunque ella estaba «aterrorizada» y no había presenciado la pelea.

Exnovia de la víctima

Por su parte, la expareja del fallecido y novia del presunto asesino en el momento de los hechos, ha relatado que con su ex compañero sentimental mantenía una relación de amistad y cuando fueron a buscarle a la cárcel de Zaballa tenía «mucha ansiedad de comprar anfetaminas» y ella llegó a llevarle cocaína a la habitación de hotel donde este se alojó.

Además, ha afirmado que el fallecido se insinuó en muchas ocasiones con la intención de tener relaciones sexuales con ella, algo que fue escuchado por su novio. También ha apuntado que su pareja tenía miedo de que «le tendieran una trampa» por un asunto previo de drogas.

Según ha detallado, durante esos días consumieron bastante y la noche previa a la pelea no durmieron y estaban «drogadísimos». En esa línea, ha afirmado que, cuando los dos hombres empezaron a pelearse, intentó separarlos, pero su novio la empujó y entró «en shock». No recuerda muy bien lo sucedido después pero sí estar «aterrorizada» y «abrazada» a su compañera de piso en el salón.

En cuanto a su novio, sobre el que pesaba una orden de alejamiento ya que este le agredió en un episodio previo de violencia sucedido en Lasarte-Oria en el que le llegó a romper el labio, ha afirmado que tenía una personalidad «cambiante» porque «unos días estaba bien y otros era agresivo».

Tras explicar que, pese a esta agresión, volvió a retomar la relación con él a mediados del mes de diciembre porque, según ha dicho, quiso creer que «iba a cambiar», ha insistido en que ambos estaban «enganchadísimos a las drogas». «Siempre le he tenido respeto, pero cuando pasaron los hechos, no sabía cómo actuar», ha añadido.

Así, ha asegurado que no recuerda si le ayudó a ponerle las bridas a la víctima porque entró «en shock»: «Si me pidió algo yo se lo facilité». Además, ha detallado que temió por su integridad física porque su novio estaba «alteradísimo y violento», y subió a la furgoneta sin poner objeción.

En esa línea, ha señalado que ella no sabía a dónde se dirigían y que en el viaje en la furgoneta la víctima estaba «semiinconsciente, pero vivo», e intentó incorporarse, pero su pareja le propinó un golpe que le volvió a dejar sin conocimiento.

Tras llegar a un lugar en el monte, le pidió que se quedara en la furgoneta, bajó por la parte de atrás al hombre y los perdió de vista. «Pensaba que lo había dejado allí desorientado. Luego volvió, me dijo ya está, y nos fuimos», ha relatado, al tiempo que ha indicado que fue consciente de que lo había matado después, cuando este le dijo a su compañera de piso que lo había dejado «en un caserío».

La mujer ha señalado que, tras los hechos, estuvo con el acusado 24 horas, ya que este no le dejaba «ni a sol ni a sombra» e incluso le acompañaba y permanecía esperándola a la salida de su trabajo en una sidrería, y ha insistido en que temía por su vida. «Me dijo que le costaría muy poco acabar conmigo», ha agregado.

Compañera de piso

Finalmente, la compañera de piso, acusada de encubrir los hechos, ha relatado que ella no presenció la pelea que tuvo lugar en la terraza, ya que estaba en el interior de la vivienda, pero al oír un ruido salió y vio al acusado sobre la víctima.

En esa línea, ha asegurado que el presunto asesino le ordenó que limpiara la sangre de la terraza y le amenazó diciendo que, si no lo hacía, le «iban a hacer cómplice», y que pasó miedo.

La mujer, que también había estado consumiendo drogas con los otros dos encausados, ha afirmado que el acusado estaba esos días «muy nervioso» y que había «mal ambiente en la casa». También ha apuntado que había sido consciente del acoso de la víctima a su compañera de piso para mantener relaciones.