Archivo - Flora silvestre de la Cordillera Cantábrica | UNIVERSIDAD DE OVIEDO - Archivo

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Aunque el verano está ya en marcha desde el pasado jueves, para muchos madrileños la entrada 'oficial' a la estación estival no se producirá hasta la noche San Juan, una celebración precristiana marcada por la astronomía en la que es habitual saltar sobre las llamas de una hoguera o arrojar deseos al fuego para que se cumplan.

Junto con el fuego, otra de las tradiciones que marcan la jornada de la noche más corta del año es la de preparar las hierbas de San Juan, un rito muy famoso en otras regiones como Galicia --donde se la conoce como 'cacho', pero que es compartida en diversos lugares.

Para este rito, es fundamental recolectar las hierbas y depositarlas en el agua antes de la caída del sol de este domingo. Como en tantos otros aspectos, «cada maestrillo tiene su librillo» por lo que no hay una única fórmula para elaborar el agua de San Juan.

Pese a ello, hay siete hierbas que siempre se repiten y que no pueden faltar en esta pócima protectora que aleja a las 'meigas' y otros malos espíritus, aunque los tiempos modernos y la diferencia de vegetación entre los territorios del país han generado nuevas soluciones a la hora de incorporar la materia prima al agua.

En este sentido, será fundamental equiparse y salir a dar un paseo por las zonas verdes de la Comunidad. La tradición marca que se debe buscar retama, helecho, malva, romero, hierba de San Juan, hinojo y hierbaluisa.

Una vez recolectadas, la mezcla de hierbas se depositarán en un recipiente con agua de siete fuentes, aunque aquí también entra en juego el canon de cada casa, pero en lo que sí coinciden todas las recetas es que el recipiente con el agua y las hierbas deberá pasar la noche del 23 al 24 al raso.

Como paso final de este ritual, en la mañana del día 24 solo quedará lavarse la cara con esta pócima por la mañana al despertarse, mirando al sol, para que, aquellos en los que crean, el agua les quite todos los males.