Una zona de la mina de Atalaya Mining en Minas de Riotinto (Huelva). | ATALAYA MINING

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Atalaya Mining, operadora de la mina a cielo abierto de Riotinto (Huelva), ha cerrado el segundo trimestre de 2024 con una producción de 11.583 toneladas de cobre, un 8,6% más que el trimestre previo; lo ha hecho tratando 4,1 millones de toneladas, frente a las 3,7 del periodo anterior.

En una nota de prensa, la compañía ha señalado que «todo ello a pesar de que la ley de cobre del yacimiento ha caído hasta el 0,33%, frente al 0,34% del primer trimestre y el 0,40% del año anterior». Así, ha apuntado que esta menor «calidad» del mineral entra «dentro de lo planificado», y se espera que se recupere en la segunda mitad del año «gracias al retorno a la extracción en fondo de corta».

Con estos datos, Atalaya Mining ha rebajado sus previsiones de producción para 2024 a 45.000-50.000 toneladas de cobre. En cualquier caso, la compañía ha subrayado que mantiene un balance financiero «sólido», favorecido por los precios del cobre que se han incrementado un 19% con respecto al 2023.

En paralelo, Atalaya Mining continúa trabajando en proyectos de crecimiento como Masa Valverde, donde se espera comenzar con los trabajos a finales de este año o principio de 2025.

Actualmente la compañía define el diseño de la rampa por la que se accederá al mineral y los pozos de ventilación. El proyecto E-LIX, el novedoso sistema creado por Eva Laín para obtener metal puro a partir de minerales complejos continúa con las pruebas de su primera fase industrial. Asimismo, la planta solar de 50MW avanza, para comenzar a aportar energía limpia a las operaciones a finales de este ejercicio.

Reducción de la huella de carbono en un 4%

Por otra parte, la compañía ha remarcado que «comparte la lucha contra el cambio climático», trabajando con principios de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Entre otras iniciativas, desde 2019 calcula la huella de carbono de la mina de Riotinto, y en 2023 ha confirmado «su mejor marca» desde que comenzó el registro, al haber logrado una reducción del 4% respecto al año anterior. Todo indica que la empresa alcanzará el compromiso de emisiones adquirido para 2025, registrado en el Ministerio de Transición Ecológica y en el Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones.

La empresa también cuenta con un plan de restauración para los terrenos de Riotinto, un entorno donde la minería histórica ha dejado una profunda huella desde la época romana, que Atalaya se ha comprometido a aligerar. Para ello, está restaurando los pasivos mineros «heredados», de acuerdo con la Autorización Ambiental Unificada obtenida para reactivar la producción de cobre. A esto se suma la restauración de cualquier terreno afectado por la actual actividad minera, así como las medidas para mejorar la calidad de las aguas del entorno afectadas por la minería histórica.

Cambio de sede y nuevo presidente

La matriz Atalaya Mining ha aprobado medidas de consolidación y futuro en su última Junta General de Accionistas. Entre estas decisiones destaca el cambio de sede de la compañía a Andalucía, que se hará efectivo en los próximos meses. Esto supone que, en adelante, la compañía hasta ahora ubicada en Chipre «será una empresa cien por cien andaluza, reforzando su implicación con el territorio y su apuesta por la Península Ibérica y la Faja Pirítica en particular».

Esto se suma a la llegada a la presidencia de la compañía de Neil Gregson, que ya formaba parte del Consejo de Administración, y a la incorporación a este de Carole Whittall, una ejecutiva de amplia trayectoria en el sector de las materias primas internacional. Recientemente, Atalaya también comunicó que empezaría a cotizar en la Mercado Principal de la Bolsa de Londres, un movimiento estratégico que va a mejorar su perfil corporativo ante inversores institucionales y minoristas.

Proyecto touro

El Gobierno gallego acaba de declarar Touro, el proyecto minero de Atalaya en la provincia de A Coruña, como Proyecto Industrial Estratégico (PIE), con un diseño que aplica la excelencia medioambiental, social y de seguridad que ya opera en Riotinto.

La compañía ha destacado que la declaración «reafirma su importancia como inversión estratégica para el ecosistema industrial gallego y su contribución a la lucha contra el cambio climático», con un metal «fundamental» para la transición energética.

La nueva mina producirá 30.000 toneladas de cobre anuales, con una inversión de 200 millones de euros «que dinamizará la economía local, generando cientos de empleos, además de contemplar el desarrollo de infraestructuras y servicios locales que beneficiarán a su entorno».