Momento en que Jaume Mir contesta al discurso de Joan Bennàssar. FOTO: J.T.

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El artista mallorquín Joan Bennàssar fue investido ayer académico numerario de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià en un acto celebrado en la sede de la academia y en el cual Bennàssar pronunció su discurso de ingreso, titulado «Instint i desconcert en l'art al voltant del nou mil·lenni». En nombre de la academia, el escultor Jaume Mir contestó al pintor.

Bennàssar inició su discurso mostrando su «honor, orgullo y satisfacción por acogerme en esta noble institución». Recordó también a la escultora Remígia Caubet, a quien sustituye en la academia, de la que dijo: «Vive las esencias de la tragedia y la comedia humana entorno al sentir de los pueblos que habitan estas Islas y fiel, con pasión y orgullo, hace causa común».

En su parlamento, el pintor aseguró que hoy en día existe una gran facilidad para atrapar y producir imágenes. Pero en su opinión, estas imágenes se diferencian del arte porque éste «es la victoria del espíritu sobre la materia (...) el arte se presenta como el único refugio donde aún se permiten los caprichos, las peculiaridades personales, donde incluso éstas son valoradas y apreciadas». Y advirtió: «No creo en la desaparición de los dibujos, de las esculturas, de los cuadros, porque hayan aparecido otros medios para crear imágenes».

Bennàssar advirtió en su discurso de una cierta banalización comercial que «está significando para la cultura moderna la anulación de la experiencia y la identidad individual». Y continuó: «Creo que en los últimos tiempos hemos conquistado el privilegio de que en arte todo vale. Pero yo, como trabajador interesado, quiero defender este «todo vale» con la libertad de mantener, también, que no todo vale igual(...) Hoy confundimos con mucha rapidez los valores estéticos con los de mercado».

Jaume Mir, en su parlamento, loó los méritos del nuevo académico. Recordó un poema de Anselm Turmeda: «Tres coses fan hom savi:/ molt viure, molt llegir e molt cercar del món». Y aseguró: «Joan Bennàssar tanto ha buscado el mundo que tiene uno de suyo (...) tanta letra sabe que ha creado un lenguaje propio. Tanto sabe de vivir, que sabe tomarle la medida».