Una iniciativa de la Conselleria de Cultura permite la revisión de
la obra de Santi Camps (Palma, 1968 - 1999), un joven pintor
mallorquín que falleció en un momento en el que había conseguido
«un discurso maduro» y cuando apenas había mostrado su obra al gran
público. A partir de hoy, el Espai Ramon Llull de la Casa de
Cultura acoge una treintena de sus trabajos en una exposición
titulada «Santi Camps. Pintures 1994 - 1998».
Según la comisaria de la exposición, Antònia Vila, profesora de
la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, el artista desapareció
cuando había encontrado «unos horizontes claros de actuación y
establecido una lógica interna, que es algo muy difícil para el
autor, y tenía un discurso maduro». Para Vila, «el arte era el
motor de su vida», al que se había dedicado con «intensidad».
A la presentación de la exposición, presidida por el conseller
Damià Pons, también acudió el crítico Octavi Rofes, quien apuntó
que Camps fue un artista «nada ingenuo y muy consciente que dejó un
diagnóstico del momento artístico que le había tocado vivir». Tanto
Vila como Rofes apuntaron la «ironía» como la característica
principal de la obra de Camps, elemento que para la primera se va
«enlazando como un collar» y para el segundo «Camps adopta una
postura distanciada y aporta la ironía del creador en el sentido de
que no dispone de un vocabulario final».
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