En un Auditori d'Alcúdia repleto, el poeta, escritor, pintor y
cantautor griego Georges Moustaki, una de las figuras más
importantes de la música francesa "sus canciones han sido
interpretadas por todos los grandes de la canción gala como Piaf,
Montad, Dalida, Salvador, Bárbara o Reggiani", presentó su último
trabajo «Tout reste à dire», además de realizar un repaso a sus
canciones más conocidas de estos últimos 30 años, como la mítica
«Le Metèque».
El cantante, nacido en Egipto pero de padres griegos, apareció
en el escenario entre los fuertes aplausos de sus incondicionales,
vestido con su eterno atuendo blanco "el color favorito de uno de
los dioses de la santería brasileña al que Moustaki se siente más
cercano" y unas canas venerables que le daban un aspecto híbrido
entre patriarca y dandy mediterráneo. El ambiente era de sincera
devoción por el artista. El respetuoso silencio durante su
actuación permitía escuchar algún tímido clic de las acongojadas
cámaras fotográficas "el artista había pedido encarecidamente que
no se hicieran fotos con flash, y casi, casi, que se dejara lo de
las fotos para mejor ocasión".
Las melodías de Moustaki han sido y son el secreto para que su
música siga siendo muy querida tras todos estos años. Sus textos,
convertidos en himnos, tratan de libertad, de soledad, de la
nostalgia más pura y grande del primer amor, de aquél otro perdido.
Temas que acentúan aún más su devenir melancólico al ser entonadas
en la suave lengua francesa. Con los años va añadiendo más ritmos a
sus guitarras, que durante el concierto presentó como «mi vieja
amiga americana y mi joven amiga japonesa», como los adquiridos en
San Salvador de Bahia, como los tangos de Astor Piazzola, como
nuevas melodías de su Egipto natal.
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