Tras 11 años sin exponer en la Isla, el artista Pere Alemany
(Campanet, 1952) ianugura en la galería Pelaires una muestra de sus
últimas obras en las que la palabra y el color rojo aparecen como
elementos constantes. Los signos caligráficos son utilizados por el
artista como herramientas estéticas y el rojo es para él un fluido
de vida, comentó ayer en la presentación de su trabajo este creador
fascinado por la literatura y por Àfrica.
Fragmentos de palabras, de frases que ha encontrado en los
textos de poetas, literatos y pensadores y que, en sus telas, sólo
se entrevén. Los cuadros de Alemany, muy matéricos, están
construidos a base de fragmentos mediante un proceso que explicó
así: «El fragmento está producido por una ruptura. Todo empieza por
una observación, que da lugar a una reflexión de lo que has visto y
luego te queda un sentimiento. La exposición es la transcripción de
ese sentimiento».
El miedo a la tela en blanco le lleva a cubrir esta de palabras
sobre las que después va trabajando y dan lugar a un lenguaje
estético» porque, a pesar de que en la lectura forma parte de su
bagaje, se considera más un pintor sensitivo que intelectual: «Esta
palabra me suena a estático. El azar tiene que ver en mi obra».
¿Por qué el rojo? «Porque es el color de la sangre, de la pasión,
de la violencia, de la alegría. Vivimos en un mundo rojo. Si
levantas una montaña te encuentras el rojo. Si levantas el bello
azul del mar te queda el rojo», dice, un color que siente como «un
fluido vital», un elemento vivo sobre el que crea como antes lo
hizo con el fuego y la tierra. También la dimensión del tiempo es
importante porque le «obsesiona» y él la materializa con la
utilización de otro elemento, el libro, porque contiene el pasado,
el presente y el futuro.
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