Todo sigue igual en el estudio del pintor Pere Quetglas «Xam»,
recientemente fallecido. Todo excepto su presencia en un lugar
lleno de recuerdos para quienes le conocieron o le visitaban en la
calle Torre del Amor. Allí, sobre su mesa de trabajo, junto a un
banco de carpintero, descansan las últimas obras, las que preparaba
para la exposición que iba a presentar en el Casal Solleric y que,
tras su muerte, se convertirá en una antológica que se celebrará a
lo largo de este año. Prueba de que «Xam» aún tenía muchas ideas
para llevar al lienzo es el buen número de telas en blanco que ha
dejado, superficies en las que pensaba plasmar aquellos últimos
hallazgos creativos en los que andaba inmerso y que esperaban sus
colores, pinceladas y los materiales nuevos que en estos últimos
tiempos espoleaban su creatividad.
El mundo pictórico inconfundible de «Xam», el del pasado y el
del presente, se mostrará en una exposición que ha cambiado su
formato debido a su fallecimiento y en la que él estaba muy
ilusionado, según cuenta la comisaria Monserrat América. Lo que
antes iba a ser una muestra de sus últimos trabajos pictóricos,
combinada con ejemplos de los otros soportes artísticos en los que
había investigado, será ahora un recorrido por una obra prolífica y
coherente en la que, por supuesto, no faltarán esas telas en las
que había introducido elementos como la madera y materiales
relacionados con las nuevas tecnologías, chips y material
electrónico. Todo ello se exhibirá en la planta noble del
Solleric.
Monserrat América, que ha trabajado con el artista durante 12
años, dice que para «Xam» estas últimas obras significaban «una
incorporación al nuevo milenio». «Trabajaba en dos líneas a la vez,
lo que no era habitual en él». Monserrat América se refiere a la
utilización por parte del artista de la madera y de los materiales
relacionados con las nuevas tecnologías que, para el creador,
significaban «el pasado y el futuro». «Estaba muy interesado por la
tecnología, hablaba de las autopistas de la información, le gustaba
este lenguaje. Todo esto era un poco desconocido para él pero no lo
dejó de lado y lo incorporó a su manera. Al mismo tiempo, se
interesaba por lo que denominaba la nobleza de la madera, de la que
nunca había hecho esta utilización». Algunos de los cuadros que
estaba preparando con la inclusión de estos materiales eran
dípticos que se podrán ver en el Solleric.
Monserrat América pretende que esta muestra «sea lo más completa
posible» y con ella quiere facilitar «la comprensión del hombre y
del artista», por lo que también tendrá un componente didáctico.
«Un objetivo será que le conozcan las nuevas generaciones». «Él
estaba entusiasmado con la exposición, quería enseñar dónde empezó
y dónde estaba. Ahora disfrutaba pintando y lo hacía sin ningún
constreñimiento».
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