La Oreja de Van Gogh, con sus más de 900.000 copias vendidas de su
último disco «El viaje de Copperpot» debajo del brazo, actuaron
ayer en el Western Park de Magaluf en un concierto que había
levantado una gran expectación en nuestra Isla.
«Para este recital se agotaron rápidamente todas las entradas
por lo que el lleno estaba asegurado», señaló Margarita Nájera,
alcaldesa de Calvià. Hoy en día Amaia, Pablo, Xabi, Àlvaro y
Haritz, o lo que es lo mismo La Oreja de Van Gogh, tienen superado
el miedo escénico superado pero «no hace tanto actuábamos en
locales para 20 amigos», señalaron. Amaia recordaba cómo les afectó
la primera vez que tocaron ante miles de personas. «Fue en un
concierto en el Palacio de la Comunidad Autónoma de Madrid ante más
de 10.000 personas. Había un pasillo entre las gradas y el
escenario y, cuando salimos, todo estaba a oscuras. De pronto se
encendió la luz y nos encontramos en medio de una multitud que
gritaba nuestro nombre. Fue realmente impresionante. Incluso a
Àlvaro, el batería, se le saltaron las lágrimas durante la segunda
canción de pura emoción».
Pablo no sabe si han tocado techo. «Todo esto nos parece
increíble. Con el primer disco, del que se vendieron 700.000
copias, alcanzamos unos niveles que no nos habíamos ni imaginado. Y
con el segundo ya llevamos 900.000. De verdad que no sé si hemos
alcanzado nuestro techo».
Pero una cosa sí que tienen clara: «No hacemos música para un
público determinado ni conocemos el perfil medio de nuestros fans.
Quizás se necesitaría un análisis sociológico más profundo.
Nuestras canciones tienden a la pena desde el optimismo y van
enfocadas a la gente normal».
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