«Lágrimas de chimpancé», último disco de Daniel Higiénico y La
Quartet de Baño Band, fue presentado este fin de semana en la sala
Sonotone con un doble concierto que despertó gran interés.
Con un acústico que recordaba la famosa banda sonora de «2001.
Odisea en el espacio», una larva de metro setenta se metamorfoseó,
ante el delirio del público, en un cavernícola bien conocido.
Siempre fiel a su estilo espectacular, histriónico e impactante,
Daniel Higiénico dio inicio al concierto presentación de su último
disco. No importó que los problemas técnicos se cebaran en un
primer momento con el espectáculo. Daniel y su banda pudieron con
todo. Así, el cantante, convertido en un Hamlet del underground,
fue transformándose sobre el escenario en diablo, a lo Robert de
Niro; en rumbero perdido en un local de rap; en gangster clamando
por su chica; en enfermo mental con camisa de charcutero o en bufón
cortesano de lenguaje tan procaz como didáctico.
También en el recuerdo quedarán la admirada guitarra de Toni
Pastor; los timbales de Hugo Sócrate, ese percusionista sideral con
cara de chicano de Hollywood; el bajo elegante de Pep Estrada; la
batería incansable de Diego Ferral y el órgano invitado de Emili
Gené, un diablo del blues.
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