«Me llamo Andreu, tengo 5 años, mi color favorito es el negro, me
gustan los dinosaurios y escribir». Un nombre, una edad, un color,
un animal y una actividad. Con esta breve presentación, Elisenda
Farré intenta que los 18 niños que participan en el taller de
«Poesia Visual per a Infants» que organiza la Casa Museu Llorenç
Villalonga se conozcan. «Más que crear grandes obras, lo que
pretendemos es abrir la capacidad de creación, captar las
sensaciones de diferentes maneras», explica Farré. Es la encargada
de esta actividad, que empezó el 17 de julio y que termina hoy.
La intención es que los niños, de entre 5 y 12 años, aprendan a
imaginar. La poesía visual les ayuda a entender la creación en
otros ámbitos. «Con las sensaciones se crean poemas», en palabras
de Farré. Una colección de collages, fotografías en movimiento,
juegos táctiles y poemas objeto conforman las obras. «Lo que más
cuenta: las formas y las imágenes», comenta Farré.
Las actividades sirven para desarrollar la imaginación y la
concentración de los más pequeños. La mejor manera de aprender:
«jugando», según Farré. Uno de los juegos consiste en averiguar
palabras. En parejas, uno se venda los ojos y el otro le escribe en
el brazo una palabra con pintura de dedos. Tiene que descubrir qué
pone. «Llit», «ordinador» y «Catalina» son algunos de los conceptos
escogidos. Todos logran averiguar el enigma, algunos más
rápidamente, otros de manera más lenta.
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