El ensayo general congregó a un pequeño grupo de espectadores.

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LAURA MOYÀ Do, re, mi, fa, sol, la, si. Ocho actores afinan sus cuerdas vocales. Si, la, sol, fa, mi, re, do. Quedan cinco minutos para que empiece una función clave, la primera con público: el ensayo general. Llevan cinco meses aprendiéndose sus papeles, sus canciones, sus movimientos. El día 9 de agosto se enfrentarán a un escenario en la Sala Mozart del Auditòrium. Presentarán «The Fantasticks», el musical de Broadway que ha permanecido más tiempo en un teatro.

Ocho actores y ocho papeles. El Gallo, Matt, Luisa, Hucklebee, Bellomy, Henry, Mortimer y el Mudo. Una historia de amor, cómica, dramática, con referencias shakesperianas y que habla de la inocencia. «Te cuenta cosas que te han podido pasar de joven», según Alex Tejedor, el director musical de la obra y, también, el actor que hace de Matt. «Habla del paso de la adolescencia a la madurez», explica Tejedor.

Una pareja se conoce, se enamora, se desenamora y se vuelve a enamorar. Son Luisa, soñadora y romántica, y Matt, enérgico e inteligente pero que todavía tiene que madurar. Un narrador, el Gallo, «un personaje mágico que lleva a la pareja a través del tiempo», dice Xavi Borrull, el director del montaje. Un ayudante, el Mudo, que no habla en toda la pieza. Los padres de los jóvenes, Bellomy y Hucklebee, estereotipados. «Le gusta que las cosas estén bien, es positivo», comenta Alfredo Roldan, Bellomy en la obra.