«El proyecto interesaba por el planteamiento filosófico y por la
oportunidad de participar en un evento como éste», comentó Damià
Pons, conseller d'Educació i Cultura del Govern. La Bienal nace de
una premisa: el diálogo. Dos temas sobre la mesa: las cuestiones de
identidad común del Mediterráneo y la intervención de la
globalización. Las obras de los artistas deben versar y tratar
estas dos cuestiones.
Los trece participantes conforman un «paisaje completo de los
diferentes lenguajes del arte contemporáneo» y componen «una visión
panorámica de los temas que debían tratarse», en palabras de Pablo
Rico, el comisario español de la bienal. «Buscaba una generación
joven que estuviera tratando estos temas», dijo Rico. El resultado,
una lista con trece nombres: Ferran Aguiló, Biel Capllonch, Mónica
Fuster y Nicholas Woods, Pep Guerrero, Bàrbara Juan, Amador
Magraner, Biel March, Rosa Mascaró, Guillem Nadal, Bernardí Roig,
Joan Sastre y Marcos Vidal. Todo ellos son «fácilmente reconocibles
por su idiosincracia», en palabras del comisario.
Pintura, escultura, fotografía, instalación, performance, un
total de 26 obras que recorren todos los lenguajes con los que el
arte se expresa. Algunas de las piezas se han hecho ex profeso para
la bienal, aunque ésta no era la premisa a seguir. La muestra, la
primera de este calibre que se organiza en la ciudad de Dubrovnik
tras la guerra, se articulará en cinco espacios. El recorrido
empezará en la Fortaleza de Ravelin, continuará en el Museo Rupe,
para luego pasar a la Iglesia de los Dominicos, la Biblioteca
Científica y el Palacio de la Región. Durante la Bienal, también se
hará una reunión de la Asociación Internacional de Críticos del
Arte.
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