Maria Lluïsa Magraner habla con un gran sentido didáctico sobre la
pintura, aunque también le pone una buena dosis de pasión. Le
hubiera gustado ser una pedagoga del arte, pero los avatares de la
vida la han convertido en una creadora. Su obra se puede ver a
partir de hoy en la Fundació Matthias Kühn de Palma, donde
compartirá espacio con el escultor José Carlos Fernández «Rasta».
Maria Lluïsa Magraner presenta en esta muestra un total de 16
obras de mediano formato, pasteles y óleos. Todos son fruto de una
madurez creativa que destaca por la gestualidad de las obras, el
equilibrio en la composición, la textura cada vez más experimentada
y su visión cosmológica.
«Realizar un cuadro es como componer música», explica esta
pintora, que reconoce que «actualmente disfruto pintando, porque no
he de estar pendiente de nada y me puedo tomar el tiempo que
necesite. Porque mi proceso creativo es lento. Trabajo en muchos
cuadros a la vez. Después los dejo reposar y los recupero cuando
creo que es el momento. Es lo que hacía Picasso. Llega un momento
en que lo das por terminado, aunque esto es lo más complicado».
Maria Lluïsa Magraner asegura que su obra no tiene nada de
improvisación. «No dejo nada al azar, todo en mis cuadros está
estudiado: los colores, la composición, el gesto... Nada surge
solo». El color es un ejemplo de lo anterior. «Estudio los colores
para que cada uno se adapte a los demás. En esto pongo mucho
cuidado y muchas horas de trabajo. Sólo a los genios les sale
natural. Y genios hay muy pocos. En mi caso el color ha estado
siempre presente, aunque varía según el estado de ánimo».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.