El Museu d'Art Espanyol Contemporani de la Fundación Joan March
acoge durante los meses de junio, julio y agosto a turistas. «Los
residentes disminuyen por esa época del año», según fuentes del
museo. Una cifra aclara este dato: de 8.223 personas que se
acercaron a este espacio en lo que va de agosto, 5.737 fueron
extranjeros. La afluencia de público aumenta en invierno gracias a
los escolares.
La Fundació Pilar i Joan Miró mantiene una política semejante.
«Un 94 por ciento de la gente que viene a ver nuestras exposiciones
durante el verano es de fuera de la Isla», dice Antonio Prieto,
administrador de la fundación. Incluso se amplía el horario para
adaptarlo a los extranjeros porque «mantener el de invierno
significaría una disminución de visitantes». Durante todo el año,
su público es estable. La causa: las visitas escolares. Por su
parte, los responsables de la Fundació La Caixa afirman que
«siempre contamos con el mismo número de visitas. Aumentan cuando
tenemos alguna exposición».
Una realidad que rompe con el tópico es el Centre Cultural
Contemporani Pelaires. «Durante los meses estivales vivimos un
importante aumento de visitantes», explicó Josep Pinya,
propietario. En invierno, entre 10 y 15 personas ven las muestras.
En verano, se incrementa hasta las 70 u 80. «Un 5O por ciento son
extranjeros que entran atraídos por el patio mallorquín y se quedan
a ver la exposición», según Pinya. Algo semejante sucede con el
Casal Solleric. Al estar situado en un sitio céntrico, Es Born,
muchos turistas se paran para ver la casa y, de paso, las muestras.
«Alargamos nuestro horario en función de nuestro público
potencial». También mantienen una misma línea de afluencia ya que,
en invierno, los residentes toman el relevo de los turistas.
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