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La música de Miranda Jazz Quartet cerró, en el Casal Solleric, una Nit de l'Art de la que, en su quinta edición, ya se puede decir que está consolidada. El público recorrió curioso el circuito de galerías respondiendo a la llamada de la Associació Independet de Galeries d'Art de Balears (AIGAB), que despide el verano y comienza la temporada de exposiciones abriendo, durante una noche, en horario inusual. La cita era entre las 19.30 y las 22.30, pero pasada la hora del cierre los más cumplidores e interesados aún continuaban un recorrido que les llevó por una veintena de galerías en las que se presentaban 18 inauguraciones. Algunas habían colgado la obra de sus artistas unos días antes pero a todas les unía una intención, la de sorprender con una Nit de l'Art de la que esperan que el público, cada vez más, se acerque sin temor a las artes plásticas y disfrute de las mismas aunque en su presupuesto no haya, de momento, una partida para el coleccionismo.

El recorrido de la comitiva oficial comenzó en el Solleric, donde se inauguraba en su Espai Quatre una instalación de Chema Alvargonzález y en las salas la pintura de Manel Ros y Ricard Chiang, quien con sus muñecas, vírgenes, venus y simbología religiosa dejó estupefacto a más de uno. La eurodiputada Francisca Bennàssar; el conseller de Cultura, Damià Pons; la alcalde en funciones Carmen Feliu; el director general de Cultura del Govern, Pere Muñoz, con su hija Maria de Lluc; la consellera del CIM Maria Antònia Vadell y la directora insular Joana Maria Palou, a quienes acompañaban Juan Antonio Horrach y Joan Carles Gomis, visitaron las exposiciones y charlaron con los artistas. Fueron más de tres horas por las calles de Palma en las que la contemplación de las obras de arte sirvió también para el encuentro y la charla entre copas de vino y cava, que nunca faltan en las inauguraciones.

En la sede de ARCA, asociación que este año participa ya de forma oficial en la Nit, la escultora Teresa Matas hizo una performance que congregó a mucha gente. Matas protagonizó una acción solidaria con los refugiados afganos recogidos por el barco «Tampa». La artista arrastró una pesada cruz de madera de color rojo por toda la calle de la Pau hasta llegar al patio de Can Weyler. Allí le pintó encima un interrogante. Colocada después sobre un fondo blanco, sobre ella proyectó sombras y sonido de agua de mar. Un acto que fue seguido en un respetuoso silencio por todos.

También en ARCA, la Asociación de Artistas Visuales dio a conocer el ganador del premio Punt Vermell, que se concede a personas o instituciones por su labor en favor del fomento del arte. Este año recayó en Karl Van der Voot, promotor de las artes, especialmente en Eivissa, que ahora reside en Estados Unidos, desde donde envió su agradecimiento en un mensaje que leyeron los pintores ibicencos Tur Costa y Gilbert Ferran, quienes también explicaron su trayectoria. Más apartada del recorrido, pero igual de festiva, la Fundació Pilar i Joan Miró inauguraba una instalación de Joan Soler. Y el Centre de Cultura Sa Nostra puso el ambientillo musical que resonaba en toda la zona. Hasta el Casal Balaguer se trasladaron las galerías foranas Quasars, Dionis Bennassar y Van der Voot, de Eivissa. La AIGB volvió a salir airosa del trance. Y, sobre todo, el arte.