El pueblo yoruba tiene su origen en la bahía de Benin en Nigeria.
Muchos de sus habitantes fueron trasladados a Cuba como esclavos,
país en el que desembarcaron con sus creencias y mitologías. Una
formación, Yorubas de Ciutat, recoge los elementos afrocubanos de
aquella civilización y los une al presente. Su último espectáculo,
«Parlen els tambors», protagoniza hoy la actuación especial de los
DiMarts del Teatre del Mar.
La experimentación ha llevado al grupo a incluir un violoncelo y
un bailarín. El canto a los dioses se une al tambor y a la danza.
«No se trata sólo de música, sino de un compendio entre religión y
baile, un mundo propio», explicó Fidel García, encargado del
okónkolo. Cada uno de los temas «tiene sus anécdotas» y se destina
a dioses diferentes.
La rumba protagonizará la última parte del espectáculo. «Este
estilo se incluye dentro de la música afrocubana», explicó Hans Van
Rosmalen, que toca el iya. La formación lleva unos diez años
indagando en el universo afrocubano. «Buscamos qué podemos aportar
a una música que tiene sus reglas propias», según García. Las
novedades se centran en la introducción de otras sonoridades
procedentes de arreglos o de instrumentos nuevos, siempre
«respetando las bases».
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