Daniel Monzón, que debutó como director hace dos años con el filme
fantástico «El Corazón del Guerrero», ha acudido al Festival de
Sitges con su segundo largometraje, «El robo más grande jamás
contado», que intenta recuperar la tradición de las comedias de
ladrones de los años cincuenta y sesenta. La segunda película del
ex crítico y guionista, que se ha proyectado dentro la sección Gran
Angular del festival, relata el alocado plan de una banda de
delincuentes de poca monta para robar el cuadro más famoso del
siglo XX: el «Guernica» de Picasso.
El cabecilla del grupo es Lucas Santos, «El Santo», (Antonio
Resines) un ladrón cuya máxima obsesión es que sus golpes aparezcan
en la prensa y que recluta para el robo a un adolescente pirata
informático apodado «Windows» (Jaime Barnatán), un inocente y
perturbado artista (Manuel Manquiña) y un enano especializado en
robar maletas de las bodegas de los aviones (Javier Aller). El
reparto, que recupera gran parte de los actores de «El Corazón del
Guerrero», se completa con Neus Asensi que da vida a Lucía, la
mujer de «El Santo», una actriz de «striptease» en paro que no duda
en involucrarse en el golpe de su marido.
Monzón (Palma de Mallorca, 1968) no esconde que la inspiración
de su nueva película le vino de las comedias de ladrones, un género
del que se ha declarado admirador. Durante su comparecencia ante
los medios de comunicación, Monzón ha citado «Rufufú» y «Atraco a
las tres» como sus favoritas. El director ha creado para esta
película de «aventuras», como la describe, un grupo de personajes
marginales, unos ladrones chapuceros y «freakies», a los que
retrata desde una declarada simpatía. «Son personajes que merecen
triunfar, de hecho no se me ocurre ningún otro héroe que en estos
días merezca tener éxito», asegura Monzón.
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