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El Museo de la Mar empieza a ver la luz. El departamento de Cultura del Consell de Mallorca ya se ha reunido con otras administraciones e instituciones vinculadas con esta antigua reivindicación para presentarles el Plan Director. Una propuesta ambiciosa y «necesaria», según Miquel Àngel Maria Ballester, director de Cultura del CIM.

El museo se articularía jurídicamente como un consorcio, con representación de administraciones y entidades privadas, y como un organismo en red. Tendría una sede central en Palma y cinco secciones en la Part Forana: Sóller, Alcúdia, Portocolom, la Colònia de Sant Jordi y Calvià. En las dos primeras localidades los Ayuntamientos ya han decidido el espacio. En el caso de Sóller estaría en el oratorio de Santa Catalina y en el de Alcúdia en la Torre Mayor.

En lo que concierne a la de Palma, se contemplan tres ubicaciones. La primera, el edificio de la Comandancia de Marina. La segunda, el antiguo edificio de la Trasmediterránea propiedad de la Autoridad Portuaria (el CIM ha solicitado la incoación del expediente de declaración de BIC en la categoría de monumento de este edificio). Y la tercera opción sería la construcción de un edificio de nueva planta en la fachada marítima.

Palma actuaría como centro de referencia, mientras que cada sección de la Part Forana se centrará en una parte específica de la historia marítima. De esta manera se evitan repeticiones temáticas o carencias. Partiendo de este presupuesto, y sobre todo teniendo en cuenta la historia del municipio y su presente, se han ideado una serie de contenidos con la intención de explicar la importancia y significación de la mar para la sociedad isleña. Así pues, la sede de Palma podría centrarse en el tratamiento del ámbito de la mar como vía de comunicación, la construcción naval y las tipologías de embarcaciones, la evolución de la fachada marítima y el puerto y la enseñanza de la navegación. Además, desde Palma también se pretende que se explique la historia y evolución de los faros partiendo del de Portopí.