El descubrimiento el pasado año de un barco griego del siglo VI
a.C. en Cala Sant Vicenç recuperó una parte de la historia. En su
interior, se encontraron numerosos objetos en bastante buen estado.
Tras estudiarlos, los investigadores destacaron la importancia del
hallazgo porque «hasta el momento, Mallorca había quedado excluida
del mercado comercial griego», circunstancia que permite «fomentar
la hipótesis que la Isla fue un espacio de comercio para el mundo
griego», según Ferran Tarongí, codirector del proyecto.
El próximo 5 de abril, el Museu de Pollença acogerá una muestra
con algunas de las piezas recuperadas y restauradas. Este verano,
por su parte, se hará una segunda campaña que durará dos meses. En
un futuro, se prevé reflotar el barco para que forme parte del
Museu de la Mar que el CIM quiere impulsar. El yacimiento de Cala
Sant Vicenç no sólo se compone de un barco del siglo VI a.C.,
también se han encontrado restos de otras épocas como vajillas del
siglo I d.C., monedas del siglo V d.C. o restos de un barco datado
entre los siglos XIX y XX. Además, el barco en sí mismo es
importante. «Se trata de un hallazgo excepcional de arquitectura
naval griega», dijo Xavier Nieto, codirector del proyecto de
intervención. Sólo existen tres barcos de las mismas
características y, por ello, el navío «ha despertado el interés
internacional».
Las piezas que componen la carga del navío muestran su
procedencia y su origen comercial. Se ha encontrado «el equipaje de
la tripulación y la carga mercantil», según Marta Santos,
conservadora del Museu de Empúries. Además, hay objetos griegos
pero, también, otros de origen ibérico, «lo que demuestra su
contacto con este mundo». «Mallorca fue un lugar en el que se hacía
escala y desde el que se comerciaba», un hecho que antes sólo se
atribuía a Eivissa.
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