Aspecto de la nueva ubicación del belén napolitano. Foto: TERESA AYUGA

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El Palau March abre hoy por primera vez sus puertas al público tras la profunda remodelación que ha sufrido en los últimos dos años y que lo han convertido en un museo. El centro, sede de la Fundación Bartolomé March, acoge una gran exposición permanente de escultura contemporánea, el tradicional belén napolitano y dos muestras temporales, una dedicada a la obra de Josep Maria Sert, creador de los frescos de las salas del Palau, y otro dedicado a las «Vírgenes de Europa», románicas y góticas. El nuevo centro fue presentado ayer por Basilio Baltasar, director de la Fundación Bartolomé March, y Manuel March, hijo del mecenas y presidente de la institución. «El nuevo Palau March es el resultado de dos años de trabajo que nos permite ofrecer a la ciudad una nueva oferta cultural». «No queremos que sea un museo mausoleo, sino que nuestro deseo es que sea un centro vivo y, por ello, tenemos la obligación de darlo a conocer, especialmente entre los escolares».

Por su parte, Manuel March explicó que «el sueño que tuvo siempre mi padre fue convertir este palacio en un museo y ahora lo hemos cumplido, además lo hemos hecho como pensamos que mi padre lo hubiera querido, por eso, que sea una cosa viva será muy importante». El nuevo museo cuenta con una muestra permanente de escultura contemporánea, situada en la terraza, que en palabras de Baltasar «es de gran calidad y muestra las pirncipales líneas escultóricas del siglo XX». En la exposión hay piezas de Henry Moore, Auguste Rodin, Apel·les Fenosa, Andreu Alfaro, Chillida, Sempere o Xavier Corberó, entre otros.

Otra exposición permanente es la del belén napolitano, que a partir de hoy podrá verse durante todo el año, aunque se ha eliminado la parafernalia que llevaba. «Nuestra intención era exponer sólo las piezas napolitanas del siglo XVIII. Hemos eliminado todo lo que no es original, para que la gente pueda ver las expresiones de las figuras, que es lo que hacían los maestros reproduciendo a auténticos napolitanos de la época», dijo el director.

En cuanto a la biblioteca, una de las más importantes de Mallorca, ha triplicado el número de volúmenes con la incorporación de la que fuera la biblioteca personal de Bartolomé March, que «de todas las pasiones que tenía, la bibliofília era la más importante», dijo Baltasar. En total son más de 17.000 volúmenes los que se reúnen en un espacio que también se ha ampliado y que están a disposición de los estudiosos e investigadores.