«Calatrava hace unas cosas tan fantásticas que para nosotros que
fundimos esculturas, donde a veces no importan las medidas, nos
hemos encontrado con que aquí la precisión es primordial», confiesa
Guillermo Ponce, de la Fundición Magisa de Madrid, en la que se
está perfilando la escultura.
Los números de la misma, se mire por donde se mire, son
espectaculares. Una base de más de 15 toneladas de peso repleta de
agua, dos conos de cuatro metros y medio de alto, sobre los que se
instalarán cinco cubos de cobre de un metro ochenta por metro
ochenta, de 2.700 kilos de peso cada uno. El conjunto tendrá más de
16 metros de altura y pesará cerca de 30 toneladas. Sólo los
materiales cuestan unos 360.600 euros (60 millones de las antiguas
pesetas). Se ubicará sobre las murallas del museo y «será muy
impresionante, parecerá el mascarón de proa de un barco», en
palabras de García.
Ésta será la primera obra de Calatrava en Mallorca. «En la
actualidad no hay ciudad moderna que se precie que no tenga una
obra o un puente de Santiago Calatrava», dijo García. Para hacerse
una idea de lo complejo de esta obra, mezcla de arte e ingeniería,
Ponce reconoce que antes de poder ponerse manos a la obra tuvieron
que construir «una maqueta para estudiarla y comprenderla». Todos
los materiales han llegado de Alemania. «Las chapas han sido
cortadas con exactitud milimétrica por el sistema de chorro de
agua, con cálculos muy exactos ejecutados con ordenadores».
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