Un mundo propio, imaginario, cargado de referencias a pintores de
otros siglos y a personajes del mundo del cómic. Una mezcla de
medios, desde el grabado hasta la escultura sin olvidar la pintura.
Fernando Bellver ha trabajado diferentes estilos, un hecho que ha
implicado que, más de uno, le haya definido como el artista sin
estilo. La planta noble del Casal Solleric acoge desde hoy la
exposición «Cartografías, autorretratos y otras mentiras», un
recorrido por sus últimos veinte años de creación y por su manera
de ver el mundo.
La muestra, patrocinada por la CAM, se divide por temas,
ocupando, cada uno, una sala. Así, el paseo empieza por una serie
de dípticos y sigue por los carteles que anuncian exposiciones
inexistentes en grandes museos y protagonizadas por Bellver.
Después, llega su visión de los hoteles para, más adelante,
centrarse en Tin-Tin y Michenina, la mezcla del muñeco Michelin y
de las Meninas. El recorrido continua por sus siete esculturas,
siete pinturas y siete dibujos dedicados a las Islas Canarias y por
sus grabados hechos en Mallorca. Por último, las tres últimas salas
se centran en sus experimentos con los rayos X y alguno de sus
autorretratos.
«Se trata de una exposición de viejo», afirmó Bellver. Una
retrospectiva que el autor equipara a «un álbum de fotografías» en
el que hay «muchos tú pero ninguno como el actual». «Es la
sensación que me queda cuando veo todas mis piezas juntas, cuando
recorro la exposición». En el fondo, «parece que hay muchas obras
diferentes porque hay una evolución». «No evoluciono, cambio el
lenguaje de lo que hago». De ahí que haya «renunciado al estilo».
«Todos están logrados».
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