Oscar Jaenada es el protagonista de «Noviembre», el creador de
un grupo de teatro con vocación de provocación y totalmente
gratuito, cuyo nombre da título a la película. El es un personaje
«anacrónico y quijotesco, a medias loco y a medias cargado de
razón», explicó Achero Mañas, que obtuvo cuatro Goya con «El bola»,
quien se define a sí mismo como «defensor de la utopía». Mañas
habla en «Noviembre» de la necesidad de compromiso, del arte
entendido, como decía Celaya, como «un arma cargada de futuro»,
capaz de remover una sociedad estancada en unas expresiones
artísticas concebidas para un espectador impertérrito, que observa
y calla.
La segunda película que compitió ayer fue «La historia de Marie
y Julien», de Jacques Rivette, que también, como «Noviembre», fue
recibida con división de opiniones, aplausos entre aquellos amantes
de esta vieja gloria del cine francés y silencio entre los
detractores de una obra excesivamente lenta y alargada.
La burguesía de provincias es un tema inagotable para Claude
Chabrol, como demuestra su último filme «La flor del mal», una
película sobre la perdurabilidad de esta clase social, que el
veterano realizador presentó en San Sebastián dentro de la sección
Perlas de otros festivales. «Me fascina la burguesía», reconoció el
director sobre este grupo social que «es el único que perdura
porque ostenta el poder y lucha por retenerlo». Por otra parte,
ayer llegaron a San Sebastián dos de los actores que, junto a la
francesa Isabelle Huppert, recibirán el Premio Donostia, Sean Penn
y Robet Duvall. Este galardón se entregrá hoy.
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