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A finales del siglo XIX y principios del XX, la burguesía ilustrada catalana y los artistas de la época, los modernistas, empezaron una relación que, con el tiempo, dio paso al gran coleccionismo. Un claro ejemplo es Francisco Godia, quien logró reunir una colección de dibujos de los autores más importantes de la época que, ahora, se expone por primera vez al público. La muestra, «Del modernisme a les avantguardes», se inauguró ayer en la Fundació la Caixa. El montaje abarca desde el último cuarto del siglo XIX hasta instantes antes de que estallara la Guerra Civil. Un montaje que incluye 64 obras de 19 autores diferentes, entre los que destacan nombres como Ramon Casas, Isidre Nonell, Ricard Opisso y unos jovencísimos Pablo Picasso y Joan Miró. Su principal objetivo: «Difundir el legado de Francisco Godia y honrar su memoria», dijo Liliana Godia, presidenta de la Fundación Francisco Godia e hija del coleccionista.

«La coherencia» de las obras y el hecho de tratarse de «dibujos» conforman la base de la muestra. «A través del dibujo puede verse, con claridad, la evolución del lenguaje del artista, un aspecto muy importante para entender su obra», afirmó Jordi González, comisario de la exposición. La estructura, por su parte, bebe de «la selección que realizó el propio Godia, centrada en los aspectos iconográficos de las piezas». De esta manera, el montaje se divide en seis ámbitos diferentes. En el primero, «se presenta el hedonismo y los aspectos más loables y positivos del modernismo» a través del «blanco y negro y de perspectivas forzadas», herencia «del arte oriental». En el segundo, por su parte, se muestra todo lo contrario, «los elementos más negativos de principios de siglo» como, por ejemplo, los ambientes marginales o los repatriados de la Guerra de Cuba. «Esto demuestra el interés de Godia por conocer las dos caras de la moneda, tanto lo bueno como lo malo».

El dinamismo protagoniza el tercer ámbito y, la taberna Els Quatre Gats, el cuarto. En este apartado, se presentan «los retratos de los artistas que frecuentaban el local» entre los que destaca el de Joaquim Mir, muy ligado a Mallorca, y otro de Picasso centrado en Pere Romeu, el dueño del establecimiento. El quinto ámbito muestra el paso del modernismo a las vanguardias. «A través de los dibujos, se presenta la evolución hacia las primeras vanguardias» que, se entrevé, a través de los estudios para futuros cuadros como «Estudi per a 'La Trilla'» de Miró. Por último, el paisaje cierra el paseo por «un grupo de pequeñas grandes obras».