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Por muchos años que pasen y por muy buenas películas que haga -que las hará-, el nombre de Fernando Trueba (Madrid, 1955) irá siempre ligado a una de las mejores comedias sentimentales de la historia del cine español, «Ópera prima» (1980), agridulce y tierna historia de amor entre dos jóvenes indecisos y algo perdidos que, en cierto modo, representan a toda una generación: un eterno y cascarrabias aspirante a escritor, Matías (Óscar Ladoire), y una joven apasionada por la música y por la vida, su prima Violeta (Paula Molina).

La película preludia ya, además, algunas de las constantes que formarán parte de su filmografía posterior. Por una parte, una cinefilia que homenajea sabiamente a algunos de sus grandes ídolos y maestros como, por ejemplo, Billy Wilder, Woody Allen, Eric Rohmer, Alain Tanner o François Truffaut. De hecho, Trueba se inició en la crítica cinematográfica e incluso fundó la mítica revista «Casablanca», de breve vida, que fue junto con «Dirigido por...» todo un referente para los cinéfilos españoles de los años ochenta.

Por otra parte, el cine de Trueba nos ofrece casi siempre una visión entre desengañada y escéptica, entre irónica y compasiva, sobre la vida y sobre nuestras muchas contradicciones existenciales y, sobre todo, amorosas, aunque a veces aparezca un tenue rescoldo de esperanza, como por ejemplo en «El año de las luces» o en «Belle époque», película que le valió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1994.

Trueba, que también ha ejercido de productor, es asimismo un muy buen guionista, que en «Two Much» y en «La niña de tus ojos» contó con la novedosa aportación de su ahora popular hermano menor, David Trueba (Madrid, 1969), preseleccionado precisamente esta semana para los Oscar con «Soldados de Salamina».