Fernando Trueba comenzó su conferencia de ayer respondiendo a una
pregunta que -por un divertido error- no iba dirigida a él, sino a
su hermano David. Sin embargo, comenzar con una referencia a
«Soldados de Salamina» fue un detonante estupendo para hablar, sin
parar, de cine, de literatura y en definitiva, de su particular
visión del arte y de la vida.
Trueba tiene como virtudes la naturalidad, la modestia y una
enorme capacidad intelectual. Hablando de Sánchez Mazas
-protagonista de la novela «Soldados de Salamina», de Javier
Cercas, y de su adaptación al celuloide-, contó como había
realizado en Sóller su segundo largometraje. «Después de 'Opera
prima' quise hacer una película muy libre, en la que no hubiese
ninguna palabra escrita, algo distinto. Para ello conté con el hijo
de Mazas, Chicho Sánchez Ferlosio. Era una persona muy curiosa, se
dedicaba a hacer silabarios -un recuento de sílabas en castellano-,
a componer canciones que nunca registraba o a tocar la guitarra en
el tren de Sóller. Ser libre es lo más difícil y, a veces, lo más
peligroso que hay. Pero él no le tenía miedo a la libertad».
Con un sentido del humor envidiable, Trueba reconoció que
aquella película, cuyo título era «Mientras el cuerpo aguante», era
bastante «esotérica y extraña». «Le dije al productor que quería
hacer una película rara, que era poco comercial. No me creyó y se
empeño en producirla. No hay nada como decir la verdad a la gente
para que no te crean». Trueba, productor también de los filmes de
su hermano David, aseguró que «he colaborado con gente que me
interesa. Tengo poco interés en el dinero y no sé qué cuestan las
películas».
(Pasa a la pág siguiente)*
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